La transformación digital del sistema sanitario hace años que dejó de ser en una opción, para convertirse una realidad que impregna todo el sector. “Dentro de muy poquito el profesional que no tenga ese perfil digital, se quedará fuera y todavía existe cierta resistencia entre mis colegas”. Jaime del Barrio, presidente de la Asociación Salud Digital, abrió así el debate dedicado a la eSalud y la gestión de riesgos, que se celebró el 26 de marzo, en la sede de Diario Médico, con la colaboración de la aseguradora Sham.
La excusa del encuentro fue la presentación de la publicación anual del Consejo Médico de Sham, que este año se ha centrado en la e-salud. Junto a Del Barrio, asistieron al debate Ángel Blanco Rubio, director de Organización, Procesos y TIC de QuirónSalud; Manuel Pérez Vallina, subdirector de Sistemas de Información del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid; Bernardo Ybarra, socio-partner del despacho Muñoz Arribas Abogados, y Frédéric Fuz, director de Gestión de Riesgos de Sham España.
¿Está superado el término de eSalud? Fue la primera cuestión que afrontaron los asistentes. Desde el punto de vista asistencial, los invitados reconocieron que el sector sanitario va “con retraso” en la incorporación de las nuevas tecnologías a la atención médica del paciente, lo que obliga a seguir poniendo apellidos a las herramientas y procesos que incorporan avances tecnológicos.
Jaime del Barrio: “Debemos ponernos de acuerdo, validemos lo que se está haciendo, avancemos más rapido… El sistema tiene que liderar el cambio”
“En el sector salud estamos más retrasados de lo que correspondería a un país como el nuestro. Hay otros sectores que hicieron la transformación digital hace tiempo y, sin embargo, en salud seguimos poniendo puertas al campo, buscando disculpas que no son tales para retrasar la incorporación de los beneficios de las nuevas tecnologías”, apuntó el presidente de la Asociación de Salud Digital.
Como responsables de esa resistencia al cambio, hubo cierto acuerdo en citar a los profesionales sanitarios, pero con matices. Blanco, de QuirónSalud, reconoció encontrar “más resistencia en muchos directivos que en el profesional asistencial, que ha estado acostumbrado a las tecnologías y a vivir en mundos que han estado muy por delante de otros mundos menos tecnológicos”.
Pérez Vallina, del Gregorio Marañón, también puntualizó esa responsabilidad del profesional, admitiendo que “cuando se cuenta con herramientas útiles de comunicación entre colegas, se utiliza. Tenemos grandes experiencias de éxito en comunicación horizontal”.
El responsable de gestión de riesgos de Sham, Fuz, contó su experiencia en el recorrido por varios hospitales de España y concluyó que nuestro país “ha demostrado gran madurez para desarrollar con éxito la e-salud. La oferta está regionalizada, que no es el caso de Francia, y los hospitales hablan entre ellos y con los centros de Atención Primaria. Hay un nivel de informatización muy elevado y los sistemas de sanidad de aquí me parecen muy maduros para acoger las innovaciones”. Innovaciones que se entienden como mejoras “en el circuito de atención al paciente, más que cambios brutales”, apuntó el directivo de la compañías francesa.
Sobre el grupo QuirónSalud, Blanco expuso varios ejemplos de “cambios radicales sin entrar en la realidad virtual, ni inteligencia artificial”. Aseguró: “La mayoría de las consultas que hacemos son ineficientes en términos de entre el 30 y el 80 por ciento, porque estamos acostumbrados a hacer cosas con el paciente delante. Eso no es correcto. Es tan incorrecto que no distinguimos un paciente que tiene una patología del que no. Cuando hacemos una biopsia, el siguiente paso es ver la prueba y, si es patológica, programar la consulta con el paciente al día siguiente. Pero, si todo está bien, no hay que ver al paciente. No tiene ningún sentido que nos sigamos planteando el cara a cara como la esencia de la Medicina. Tenemos que facilitar que el paciente que tiene una enfermedad pueda seguir con su vida”.
En definitiva, concluyó que “no tiene ningún sentido que un paciente espere para un diagnóstico tres meses y que hablemos de grandes avances en robótica”.
Además, informó que en su grupo están suprimiendo “todas las consultas oncológicas previas a un ciclo de ciclostáticos, a pacientes tratados en un hospital de días, porque los datos nos indican que sobre el tratamiento previo que teníamos solo lo cambiamos en el 0,8 por ciento de los casos, porque acertamos en el 99,2 por ciento”. De modo que el procedimiento se hace más efectivo: “Al paciente que recibe la quimioterapia en el hospital de día, le hacemos una extracción tumbado en el sillón; tenemos el resultado en un dispositivo, en un poc, no en un laboratorio, de modo que lo tenemos en el momento y, en los casos en los que el oncólogo tenga que rectificar el tratamiento, se acerca al sillón donde está el paciente esperando la quimioterapia y realiza la consulta”.
Este ejemplo, como otros de buena praxis, que apuntó Blanco Rubio, ¿son representativos de lo que está ocurriendo en todo el sistema sanitario español? Del Barrio lanzó la pregunta a la mesa y Pérez Vallina, como representante del ámbito de la sanidad pública respondió: “Somos como cualquier otro sector industrial, tenemos buenas prácticas, tenemos que diseminar esas buenas prácticas y tenemos que medir, porque todo esto hay que ver qué tiene que ver con los ratios de mortalidad, de esperanza de vida. El paciente está encantado de tener un resultado del laboratorio en su dispositivo móvil en ese mismo momento, pero su problema no es ese, su problema es saber si va a tener un dolor, si va a poder jugar con sus hijos, si va a poder mantener su puesto de trabajo. Todo ello consecuencia de la patología que tiene”. Como ejemplo de uso tecnológico cercano al paciente, Pérez Vallina explicó: “Nuestros cardiólogos pasan consulta con un dispositivos móvil y sus pacientes dicen, en un 85 por ciento de los casos, que esto mejora la relación médico-paciente”.
Sobre la gestión de riesgo y la eSalud, Fuz declaró que en su compañía aseguradora son “muy optimistas”. “Vemos muchos datos que permiten un mejor seguimiento del paciente”, y puso un ejemplo concreto: “Hay herramientas de inteligencia artificial que pueden hacer un triaje prehospitalario en la atención de Urgencias”.
El dato sanitario también ocupó una gran parte del debate. El presidente de la Asociación Salud Digital puso de manifiesto sus temores en relación a la custodia de esta información y al riesgo de que caiga en las manos incorrectas.
Del Barrio afirmó: “Hay un consenso de que estamos ante una cuarta revolución. El paciente es el centro, en la medida que es una plataforma de datos. La inteligencia artificial está aprendiendo y dentro de poco se va a transformar en información que permite ayudar en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. Mi pregunta es quién es el poseedor de esos datos”.
Desde el Derecho, el abogado Ybarra respondió a la cuestión: “La idea central es que el ciudadano tenga el control de sus datos y que estos se utilicen para las finalidades para las que estaban pensadas al dar el consentimiento. Si estoy dando mis datos a un sistema de salud, deben utilizarse para esa finalidad y no para otra y se deben de recabar los datos necesarios y no otros”. En este sentido, Blanco se refirió a la necesidad de un cambio cultural para que el ciudadano tome conciencia individual de que esa información es suya. Con lo que Pérez Vallina afirmó estar de acuerdo en lo que se refiere al ámbito de asistencia, “pero en otros usos, en la investigación, vamos a necesitar trabajar más en estándares”.
La eSalud con sus retos y oportunidades
Todos los años, el Consejo Médico de Sham realiza una reflexión alrededor de un tema sanitario, que adquiere forma de libro con una estructura clara: marco jurídico, punto de vista de líderes de opinión nacionales e internacionales y recomendaciones. El último volumen, con fecha de 2018, está dedicado a la e-salud y fue presentado en España durante la celebración de una mesa de debate en Diario Médico, el 26 de marzo.
El volumen estará dispone para su descarga en la web de Sham www.sham.es, en la versión española. Frédéric Fuz, director de servicios de Gestión de Riesgos de Sham España, realiza el editorial del volumen donde llama la atención sobre “la redefinición de los grandes principios que conforman la relación médico-paciente” y el papel que está teniendo la eSalud en este proceso.
Del Barrio admitió esa diferencia “de niveles”, y explicó sus temores relacionados con la gestión de riesgos: “Me preocupa mucho que esta transformación en salud no la lidere quien, a mi entender, debería hacerlo que son las autoridades sanitarias, las sociedades científicas, los profesionales, consolidando conocimiento. En su lugar, están cubriendo esa falta de liderazgo otras empresas con intereses, otros agentes, con mucho potencial económico y que ven en el sector salud el valor de los datos. Estas empresas están dedicando más del 30 por ciento de su inversión en la gestión de datos”. Ante este panorama, el experto explicó la necesidad de “ponernos de acuerdo dentro del sistema, validemos lo que se está haciendo, avancemos más rápido, porque el paciente nos lo pide y porque las amenazas vienen del exterior. Así que el sistema tiene que liderar el cambio”.
El abogado del despacho Muñoz Arribas admitió que “falta una cultura de protección de datos”. Apuntó la necesidad de avanzar en la concienciación sobre la protección de datos, para que “estos grandes beneficios -que ofrece el eSalud- no puedan suponer una catástrofe de la que no podamos reponernos”.
En la obsesión -probablemente justificada- del poder del dato, Pérez Vallina reflexionó: “Me preocupa mucho el gobierno del dato. Es tremendo, y me falta todo el resto de la escalera. La acumulación de datos es información, información procesada es conocimiento, conocimiento reflexionado es sabiduría. Y esa cadena me falta, porque Google es dato, pero hay mucho más que hacer”.
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