El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección crónica del desarrollo neurológico que aparece en la infancia y que se caracteriza por problemas en la comunicación e interacción social y por patrones de comportamiento, intereses o actividades restringidos y repetitivos. Sin embargo, son menos conocidos otros importantes aspectos clínicos como el incremento en la mortalidad prematura de estas personas, que puede explicarse en parte por la asociación entre el autismo y otros problemas de salud crónicos, como la epilepsia, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales, la depresión, el suicidio y el cáncer.
El último Molecular Autism publica un estudio que identifica las conexiones mecanicistas entre el TEA y el cáncer y en el que se explica la implicación de varios procesos biológicos y vías afectadas conjuntamente en ambas enfermedades, incluidas las alteraciones del sistema inmunológico, del metabolismo energético, del ciclo celular y las alteraciones en la fosforilación oxidativa, entre otras.
Según indica a DM el jefe de grupo del CIBER de Salud Mental (CiberSAM), Rafael Tabarés y coordinador del estudio, “los resultados del meta-análisis de la expresión génica diferencial del TEA y del cáncer ayudan a explicar las observaciones epidemiológicas que sugerían asociaciones comórbidas directas e inversas entre el este trastorno y tipos específicos de cáncer”.
Tumor cerebral, tiroides, riñón y páncreas comparten expresión con el TEA, mientras que cáncer de pulmón y próstata tienen expresiones inversas
Sobre si compartir expresión génica supone que las personas con autismo sean más susceptibles o con mayor riesgo de desarrollar cáncer, Tabarés explica que los resultados de la investigación indican que las alteraciones en la expresión génica observada en cerebros de pacientes con trastornos del espectro autista (TEA) presentan similitudes con aquellas identificadas en determinados tipos tumorales: en la misma dirección con el cáncer cerebral, tiroides, riñón y páncreas, mientras que hay expresiones significativamente inversas con el cáncer de pulmón y próstata.Todo ello apunta a una serie de procesos biológicos que se encuentran alterados de manera conjunta en ambas enfermedades”.
No obstante, la evidencia epidemiológica disponible en cuanto al estudio de las asociaciones poblacionales entre los trastornos del espectro autista y el cáncer es todavía limitada. El mayor estudio observacional publicado hasta la fecha sugiere un aumento en riesgo general de cáncer en pacientes diagnosticados con TEA con un SIR estimado de 1.94 (95% CI 1.18-2.99). Sin embargo, estos hallazgos no han podido ser replicados en estudios posteriores. Por tanto, pese a que” nuestros análisis sugieren la presencia de asociaciones tanto directas como inversas a nivel molecular entre TEA y tipos específicos de cáncer es imprescindible profundizar en la comprensión de las asociaciones epidemiológicas antes de derivar las posibles consecuencias que estos hallazgos podrían tener desde el punto de vista clínico”, indica el investigador.
Aunque se sugiere un aumento en riesgo general de cáncer en personas con TEA, es imprescindible profundizar en las asociaciones epidemiológicas antes de derivar consecuencias clínicas
A su juicio, en caso de confirmarse el aumento del riesgo de determinados tipos tumorales en pacientes con TEA, se podría recomendar la aplicación de protocolos de cribado específicos, no obstante, el estado actual del conocimiento en esta materia es todavía limitado. “Además, es necesario transmitir un mensaje de tranquilidad en una materia tan sensible como esta. El aumento del riesgo de cáncer en pacientes con TEA no se puede deducir de manera directa a partir de las conclusiones de nuestro trabajo y podrá ser sólo corroborado mediante la elaboración de nuevos estudios epidemiológicos”.
En el estudio también han participado Jaume Forés-Martos, de laUniversidad de Valencia, Celso Arango y Mara Parellada, del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, y Lourdes Fañanás, de la Universidad de Barcelona, en colaboración con investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), el Centro de Supercomputación de Barcelona, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y diversas instituciones de Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
Reposicionamiento de fármacos
Una de las conclusiones más destacadas del estudio es que se pueden abrir las puertas a nuevos tratamientos para ambas condiciones. Por ejemplo, los agentes quimioterapéuticos que inhiben la señalización de PTEN o las vías relacionadas son posibles candidatos para tratar varias manifestaciones de autismo.
Según señala Tabarés, un aspecto interesante del estudio de la multimorbilidad es el del reposicionamiento de fármacos, es decir, fármacos que pueden tener otras indicaciones terapéuticas diferentes a su uso inicial y que podrían beneficiar a ambas entidades. “Por ejemplo, la aspirina más allá de ser una buen analgésico podría tener una acción anticancerosa. Fármacos anticancerosos (rapamicina y everolimus) que inhiben vías metabólicas relacionadas con el autismo (PTEN, PI3K-AKT, mTOR y NF-1) son medicamentos potenciales para tratar algunas manifestaciones del autismo.
En la investigación, prosigue Tabarés, el tratamiento en líneas celulares con ciertas familias de moléculas genera alteraciones transcriptómicas similares a las observadas en TEA y determinados tipos tumorales apuntando a que podrían ser candidatos a reposicionamiento en caso de estar aprobado su uso para alguna de las enfermedades.
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