La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elegido tres países africanos para la implantación de la primera vacuna experimental de la malaria en el mundo. Kenia, Ghana y Malaui son los escenarios donde se comprobará la eficacia de este tratamiento en un entorno clínico real, tras haber demostrado su efectividad en los ensayos. Todos los 25 de abril se celebra el Día Mundial de la Malaria, pero este año se vive con especial emoción, ya que son 100.000 niños los que se espera que reciban la vacuna en cada uno de estos países.
Cristina Henríquez de Luna, presidenta y consejera delegada de GSK Farma España, ha recordado que esta enfermedad “provoca cerca de 216 millones de casos nuevos al año y que termina causando 435.000 muertes en el mismo período. La OMS tiene el objetivo para 2020 de reducir en un 40 por ciento estas cifras, en su camino hacia la erradicación total”, ha señalado durante la Jornada de actualización en malaria de la farmacéutica GSK en Tres Cantos (Madrid), celebrada con motivo del Día Mundial de la Malaria.
Los niños menores de cinco años son, de hecho, la población más afectada por esta enfermedad. En concreto, cada año mueren más de 260.000 a causa de la malaria, el 60 por ciento de las muertes totales. La mayoría de ellos viven en el África subsahariana. “La malaria tiene mucho que ver con la infancia y con la pobreza. Los niños que más mueren son los que pertenecen a familias sin recursos. Una gran mayoría no tiene acceso a las medidas de protección que tienen los viajeros como son las mosquiteras y los repelentes”, explica David del Campo, director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children.
Una vacuna con grandes expectativas
La vacuna, en cuya elaboración ha colaborado GSK, ha sido desarrollada para combatir el parásito Plasmodium fasciparum, que es uno de los que induce la malaria. La fórmula contiene un antígeno y un sistema de adyuvantes que tendría la función de mejorar la respuesta del sistema inmunológico a la vacuna. Con estos componentes, el medicamento puede atacar a las células del hígado infectadas y limitar la capacidad del parásito de madurar y reproducirse. Además, los anticuerpos de la enfermedad quedarían en el torrente sanguíneo para reducir futuras invasiones.
Quique Bassat, investigador y coordinador del Programa de Investigación de Malaria de ISGlobal, ha participado en la jornada a través de una videollamada desde Mozambique. “La vacuna es subóptima. Nos gustaría que tuviese una efectividad mayor, pero puede reducir los casos en un 40 o en un 50 por ciento. Va a tener un impacto muy grande, es un avance gigantesco”. Desde África, el experto ha recordado que la malaria es una realidad diaria en el continente. Asegura que un 20 por ciento de los pacientes que esperan a ser atendidos en el centro médico en el que trabaja padece malaria. De ellos, deben ingresar a tres de cada cuatro.
Desde 2010, el número de casos de la enfermedad en todo el mundo ha ido descendiendo progresivamente hasta reducirse de 239 a 219 millones al años en 2017. Sin embargo, el último informe de la OMS señala que en 2018 los casos han aumentado en dos millones. “Existen mitos sobre muchos tratamientos de la malaria. Hay personas que han llegado a decir que la malaria inducida por Plasmodium vivax es una enfermedad floja, pero se pueden dar recaídas y, por ejemplo, en Papúa-Nueva Guinea se han dado casos terribles”, ha asegurado George Jagoe, vicepresidente ejecutivo de Medicines for Malaria Venture.
En este sentido, Bassat ha querido destacar que “hay que combatir las complacencias de los últimos kilómetros. En China, por ejemplo, la malaria se ha reducido considerablemente, pero pueden darse repuntes de la enfermedad por no considerarla como un problema de salud pública. También hay que invertir en educación. Los antimaláricos de hoy en día tienen un efecto muy rápido y hay familias que dejan de usarlos porque ignoran que hay que cumplir un ciclo, y guardan las dosis sobrantes para otro caso de malaria”.
El reto de evitar las recidivas
Las recidivas en el caso de la malaria son un problema importante. Sin embargo, Javier Gamo, director de biología de la Global Health Discovery Incubator del centro de investigación Diseases of the Developing World de GSK, ha recordado que el año pasado fue aprobada la tafenoquina de GSK por la FDA. “Una cura radical de la malaria ocasionada por Plasmodium vivax. Es capaz de eliminar los hipnozoitos hepáticos que causan estas recidivas”. La tafenoquina tiene efectividad en una sola toma, evitando ciclos de 14 días.
Rogelio López-Vélez es el jefe de Unidad de Enfermedades Tropicales del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, que se considera de referencia en toda España. El facultativo ha colaborado en la jornada de GSK donde ha dado a conocer a dos de sus pacientes con malaria: Carlos, un universitario de Zaragoza, y Serge, un misionero en Camerún. El caso de Carlos, de hecho, fue una infección por Plasmodium vivax que manifestó sus síntomas ocho meses después del contagio. “La tafenoquina de GSK funciona bien en estos casos. Sin embargo, el viajero debe siempre tomarse en serio la profilaxis. Carlos la tomó de manera irregular y le provocó un período largo de incubación”, ha explicado el especialista.
El caso de Serge, por su parte, forma parte de las malarias importadas por viajeros no turistas. “Es decir, son migrantes recién llegados a nuestro país o ya establecidos aquí y que viajan a sus países de origen. Pasan largos períodos de tiempo en zonas rurales muy expuestas a la malaria y sin profilaxis. Serge, en concreto, pensaba que no necesitaba tomar la quimioprotección por ser africano. Sin embargo, tras dos años viviendo en España, debía haberlo hecho”, advierte López-Vélez. Los casos importados en España se han duplicado desde 2010, y en 2016 se dieron 755 casos. El 85% de ellos está constituido por viajeros como Serge, que vuelven a África para visitar a familiares y a amigos sin medicarse.
Detectar a los hipnozoitos, próximos pasos en malaria
La OMS tiene entre sus objetivos erradicar la malaria en todo el mundo. “En la actualidad contamos con herramientas importantes para el diagnóstico, el tratamiento y el control y la eliminación del vector. Sin embargo, en los países en desarrollo se pueden encontrar medicamentos falsos o de mala calidad. De hecho, el 10 por ciento de los medicamentos en estos países son de este tipo”, ha alertado Agustín Benito Llanes, director del Centro Nacional de Medicina Tropical del Instituto de Salud Carlos III.
“Uno de los principales retos para la erradicación de la malaria es detectar a los pacientes asintomáticos. Son reservorios de parásitos que reintroducen la enfermedad”, ha explicado Benito. “A pesar de existir la tafenoquina, que puede eliminar los hipnozoitos que causan recidivas, las herramientas para detectarlos son, a día de hoy, inexistentes si no se producen síntomas en el paciente”, ha comentado Bassat.
“Para erradicar la malaria es muy importante la colaboración entre científicos, pero también tener una mente abierta. Hace tiempo se pensaba que no se debía realizar la quimioprotección en niños y ahora vamos a introducir una vacuna en ellos que tendrá grandes efectos globales”, ha explicado Jagoe. De hecho, para fomentar la colaboración entre distintos grupos científicos, Javier Gamo ha subrayado la acción del proyecto Tres Cantos Open Lab Foundation en el centro de investigación DDW de GSK, en el que se “acoge a decenas de investigadores de los más prestigiosos centros de prácticamente todos el mundo para trabajar con nosotros en el desarrollo de sus proyectos”.
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