Decir que atención primaria necesita más presupuesto parece ya una obviedad y hace tiempo que el Foro de Atención Primaria estableció que el mínimo sería al menos un 20%. Pero los médicos están comprobando que, aparentemente, no importa cuántas veces más lo repitan. Entre los borradores de la reforma de atención primaria se menciona la necesidad de incrementar de forma progresiva los presupuestos y financiar la renovación de infraestructuras y equipos tecnológicos, pero no se concreta cuánto.
Este miércoles se celebrará el Consejo Interterritorial dedicado a la reforma del primer nivel en la que se ha estado trabajando desde noviembre de 2018 entre Administración, profesionales de distintas categorías y pacientes. Presumiblemente hay acuerdo entre las autonomías porque los problemas son comunes, así que este año el Día Nacional de Atención Primaria, el jueves, vendrá con un plan bajo el brazo.
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DM ha contactado con las organizaciones médicas para que, entre borrador y borrador, comenten las luces y sombras del documento, a la espera de la versión definitiva que se apruebe en el Interterritorial.
Salvador Tranche, presidente de Semfyc, reconoce que el actual Ministerio de Sanidad “es el que más en serio se ha puesto con primaria y ha hecho un gran esfuerzo”. No es un proceso fácil porque hay muchos agentes implicados, con intereses diferentes, lo que dificulta que se tengan en cuenta propuestas que se consideran importantes, “ y creo que en eso influye mucho el momento político y la premura por buscar soluciones”, lamenta.
El dinero es una cuestión clave. “No incorporar un presupuesto específico y cuantificado lastra mucho. Es difícil porque eso tiene que acordarse con las autonomías, que gestionan un 93% del gasto sanitario total, pero para que el documento sea creíble tiene que llevar asociado un porcentaje del gasto sanitario o una cuantificación del gasto que supondrían las medidas”.
Otro problema que observa Tranche es que “mientras que el impacto de la situación en primaria sobre todo se lo ha llevado el médico de Familia, la percepción es que no aborda su problemática, sino que se centra más en incorporar nuevos agentes”.
Una parte fundamental
Francisco Sáez, vicepresidente de SEMG, opina de manera similar. Recuerda que el principal problema del primer nivel es la falta de médicos, no porque no haya, sino por falta de atracción, “porque el sistema paga mal, poco y no aplica criterios de reparto. Es más rentable trabajar en hospitales”.
De ahí que tuvieran esperanzas en una mención explícita de presupuesto, que en el último borrador revisado la semana pasada seguía sin constar. “La única cifra que viene es la reducción de los cupos de médicos para medicina de Familia, en 1.500, y para pediatría en 1.000. A lo mejor otras categorías se ven compensadas con tener un reflejo, pero para los médicos el tema presupuestario es fundamental. Por ejemplo, para un colectivo como los psicólogos clínicos, estar presentes en todas las autonomías supone un victoria, pero su incorporación en Madrid se ha hecho contratando menos médicos de Familia y enfermeras, que se supone que son la base”.
Tranche propone varios matices más. Por ejemplo, sobre los contratos de dos años para quienes terminen el MIR, comenta que la estabilidad “no puede ser sólo temporal, sino también en el puesto de trabajo” (los contratos serían de área con vinculación a equipos); que el reparto de TIS debe tener en cuenta también la carga docente e investigadora y que en las facultades de Ciencias de la Salud, no es que se deban crear departamentos de atención primaria (“no hay de atención especializada”) sino de Medicina y Enfermería de Familia. También considera que la creación de plazas de enfermería pediátrica fragmentaría la atención.
Sin referirse explícitamente a medidas del documento, al estar en fase de elaboración, Vicente Matas, vocal de atención primaria urbana de la Organización Médica Colegial (OMC), recuerda que “la crisis se fundamenta en la desinversión creciente, provocando un descenso en la eficacia, eficiencia y sostenibilidad”. Entre las medidas urgentes que deben tomarse, “la primera decisión debe ser un incremento de la dotación presupuestaria, de forma que en el menor plazo posible el porcentaje del presupuesto sanitario público se dedique a primaria llegue hasta el 20% con horizonte de alcanzar el 25%.”
Otras medidas a las que alude, muchas contempladas en los distintos borradores del plan, son incrementar plantillas y terminar con la temporalidad, incrementar plazas MIR, más autonomía en los centros de salud y en la gestión de agendas, incentivos para las plazas de difícil cobertura en zonas rurales, etc.
No es un problema de falta de médicos, insisten los profesionales, sino de no ofrecer condiciones atractivas para trabajar en el primer nivel asistencial
Cristóbal Coronel, secretario de la sociedad de pediatría de primaria Sepeap, pone en un lado que el documento “reconoce que existe un problema de infradotación de medios y recursos”, pretende quitar barreras económicas entre primaria y hospitalaria (aunque aboga por “evitar también la desigualdad entre autonomías”) y también terminar con la temporalidad mediante la convocatoria y resolución en dos años de oposiciones y traslados.
En el lado agridulce, recuerda que “no basta con prometer recursos” y que el problema no es que no haya médicos, sino que “no los hay baratos o a precio de saldo”. También echa de menos medidas dirigidas a la población y a regular sus expectativas, “lo que yo llamo urgencias versus conveniencias”. Además, cree que actualmente plantearse poner como máximo una demora de 24 o 48 horas en el centro de salud a corto plazo es un brindis al sol y no es realista por la falta de sustitutos.
Específicamente sobre Pediatría, ve positivo que se haya descartado la idea de ampliar el programa MIR, porque eso habría empeorado el déficit de especialistas, y se confirme el aumento del tiempo de rotación en primaria (de 6 meses ampliable a 12), lo que “permitirá aumentar la capacidad docente del sistema”.
La brecha generacional entre AP y hospital
La mayoría de las autonomías refieren problemas para conseguir pediatras para cubrir sus plazas en el primer nivel y médicos de Familia. Pero es que además, según el informe Estimación de la Oferta y Demanda de Médicos Especialistas 2018-2030, que el Ministerio de Sanidad publicó recientemente al completo, muestra que hay una brecha generacional dentro de esas mismas especialidades según trabajen en un ámbito u otro.
Los datos del informe indican que en la sanidad pública hay 39.013 médicos de Familia y 10.437 pediatras. En dichas especialidades, el porcentaje de médicos mayores de 50 años es de 62,5% y 47,7%, respectivamente.
Pero si vamos al detalle por ámbito asistencial, las perspectivas son peores para el primer nivel. En Medicina de Familia, hay 1.469 profesionales que están vinculados a la atención especializada (o sea, Urgencias), y allí el porcentaje de mayores de 50 años baja al 41%, frente al 63,4% en primaria. En Pediatría pasa algo similar: en el primer nivel el porcentaje de mayores de 50 es del 55,5%, mientras que en los hospitales, es un 38,9%.
La solución más fácil de implantar es la del aumento de la oferta MIR de los próximos años. A la espera de conocer cuántas plazas acreditadas tendrán las especialidades afectadas para la próxima convocatoria, el informe también hace una proyección según los últimos años.
En números absolutos, los especialistas en Pediatría aumentarían ligeramente, pasando de 12.562 en 2018 a 13.020 en 2030, si bien esto no implica más profesionales en primaria.
En el caso de Medicina de Familia, las predicciones son menos amables: de los 45.898 especialistas que se calcula que existen actualmente, pasarían a 39.535 en 2030, un 13, 87% menos.
El propio informe apunta que las soluciones no radican sólo en aumentar las plazas MIR, alegando que las condiciones laborales están también detrás de este déficit de especialistas, con plazas poco atractivas en lugares alejados de núcleos urbanos o contratos temporales y precarios.
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