PREGUNTA. Además de sus antecedentes familiares, ¿por qué le cautivó la radiología?
RESPUESTA. Entré en contacto con ella desde mis primeras etapas como estudiante. Ya de niño veía a mi padre en su consulta de casa cómo realizaba y revelaba las radiografías; cuando ya tuve edad le acompañaba al hospital y allí inicié mi aprendizaje de la técnica y anatomía radiológicas. La veía como una especialidad muy clínica; el radiólogo, para emitir buenos diagnósticos, tenía que ser, lo primero, un buen médico y además un excelente clínico.
“El radiólogo, para emitir buenos diagnósticos, tenía que ser, lo primero, un buen médico”
P. En sus casi 40 años de ejercicio, ¿qué cambios notorios destacaría en la especialidad?
R. La especialidad ha evolucionado de manera muy dinámica: de la radiología convencional y en aquellos tiempos la incipiente ecografía, hemos llegado a la tomodensitometría, la resonancia magnética, y a las técnicas híbridas o combinadas (PET-TAC, PET- RM), que permiten superar el ámbito del diagnóstico morfológico para acercarnos al diagnóstico funcional, casi a nivel molecular. Los radiólogos ahora lo vemos casi todo, lo diagnosticamos casi todo, y además en algunos casos lo podemos tratar. Las modernas técnicas de radiología intervencionista (aguja, guía, catéter) nos permiten entre otras opciones drenar un absceso abdominal, embolizar un vaso sangrante o llevar a cabo la extracción de un trombo en una estructura vascular cerebral.
“Los avances superan el ámbito del diagnóstico morfológico para acercarnos al funcional”
P. De entre los cien personajes ilustres de la Radiología, ¿cuáles son sus preferidos?
R. Todos ellos tienen una faceta interesante y atractiva, ya sea personal o profesional. Los que veo con mayor cariño son aquellos de los que recibí enseñanza directa, con los que me formé o a los que conocí personalmente, entre otros: José María Rius, pionero en el campo de la radiología vascular, con él llevé a cabo esta especialidad durante cuatro años (1984-1987) en el Hospital Valle de Hebrón de Barcelona; Edward Staab, chairman del Departamento de Radiología de la Universidad de Florida, donde realicé un fellowship en el curso 1991-1992, un adelantado en su tiempo en la parcela de los PACS (sistemas de archivo y comunicación de imágenes) y la imagen digital; Richard Baron, experto en radiología abdominal de la Universidad de Chicago, siempre amable y cordial, o Carlo Procacci, de la Universidad de Verona, con el que completé mi formación en el campo de la tomografía axial computarizada con vistas a la realización de mi tesis doctoral.
P. Jugar con rayos invisibles es peligroso: ¿cómo ha ido evolucionando la seguridad para médicos y pacientes?
R. Los avances en seguridad tanto para pacientes como para el personal facultativo han ido parejos a los avances en radioprotección y a la evolución de la especialidad. Las medidas de radioprotección son sumamente estrictas y en los programas de calidad y seguridad de los servicios de radiodiagnóstico se consideran los detalles más nimios en pro de la seguridad de pacientes y profesionales expuestos a radiaciones.
“La respuesta neuronal ante determinados neurotransmisores es aún una incógnita”
P. ¿Tener visión de rayos X le convierte al médico en una especie de Supermán?
R. No, lo que ocurre es que evolucionamos de manera pareja al resto de especialidades y vamos afrontando retos cada vez mayores. Pero nuestra visión debe ir todavía más allá, debemos llegar al diagnóstico ya no morfológico sino a nivel molecular, funcional. Lo que sí es cierto es que la radiología ha pasado de ser una especialidad complementaria a ser una disciplina imprescindible.
P. ¿Llegará algún día el cerebro a no tener secretos para la radiología médica?
R. Vamos progresando, pero queda mucho por descubrir. Las técnicas combinadas y funcionales (PET-RM), difusión, perfusión y espectroscopia mediante resonancia magnética, tractografía, han supuesto un gran avance, pero el establecimiento de los circuitos, de la respuesta neuronal ante determinados neurotransmisores es aún una incógnita.
“Debemos ser los radiólogos los que gestionemos y guiemos los caminos de la IA y los algoritmos”
P. Los algoritmos actuales leen una radiografía mejor que un experto: ¿acabarán sustituyéndolos?
R. El concepto de Inteligencia Artificial (IA) está en la mente de todos. En mi opinión debemos afrontar ese reto y verlo como una oportunidad, debemos ser nosotros los que gestionemos y guiemos los caminos de la IA, que será positiva y resultará útil y práctica.
P. ¿Cómo imagina el futuro radiológico?
R. Lleno de esperanza: diagnósticos a nivel molecular, basados en ese enfoque de IA en que las bases de datos y el deep learning sean manejados por radiólogos, que en virtud de su experiencia y conocimientos sean los que definan cómo debe de aplicarse. Lo ideal sería que la faceta diagnóstica y la terapéutica evolucionasen al unísono.
P. ¿No se abusa a veces de las pruebas de imagen por inseguridad o por miedo a las demandas?
R. Es un tema controvertido: probablemente haya un cierta precaución a evitar que cierta patología pueda pasar desapercibida y de ahí que se soliciten pruebas de imagen en esas situaciones. Todos los médicos somos conscientes de que las exploraciones que utilizan radiación ionizante deben de solicitarse únicamente en los casos en que exista una estricta justificación, de modo que la relación beneficio/riesgo se decante siempre en favor del beneficio que supone la información suministrada por esa prueba de imagen.
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