Una mala elección nutricional, incluyendo un alto consumo de alimentos ultraprocesados y de grasas trans, han contribuido a elevar el riesgo de desarrollar un amplio rango de patologías digestivas crónicas en Europa, incluyendo tumores digestivos, trastornos relacionados con el trigo, trastornos gastrointestinales funcionales, y obesidad, según el informe Nutrition and Chronic Digestive Diseases, realizado por la sociedad United European Gastroenterology (UEG).
El documento llama a la acción a los países europeos para que mejoren la educación de sus cuidadanos con el objetivo de que adopten hábitos de vida saludables que ayuden a la prevención de estas patologías debido al aumento en la prevalencia e incidencia de obesidad y sobrepeso, así como su impacto en los sistemas de salud, y las morbilidades asociadas.
El informe señala que los alimentos ultraprocesados contribuyen en más de la mitad de la ingesta calórica en Europa. De hecho, en el estudio Investigación Europea Prospectiva sobre Cáncer y Nutrición (EPIC, en sus siglas en inglés), que incluyó a 36.034 participantes, se observó que los productos ultraprocesados suponían entre el 61 por ciento (en España) y el 78-79 por ciento (en Países Bajos y Alemania) del aporte energético medio.
El consumo de los ultraprocesados ha aumentado en las últimas décadas y la literatura ya apunta a una relación entre este tipo de alimentos con un aumento del riesgo de cáncer. Los estudios también sugieren que el rápido aumento en la ingesta de ultraprocesados podría influir en la creciente incidencia de cáncer. De hecho, un 10 por ciento de aumento en la proporción de ultraprocesados en la dieta se relaciona con un aumento del 12 por ciento de riesgo de todos los tipos de cáncer.
Obesidad infantil
Asimismo, aparte de elevar el riesgo de patologías crónicas también aumenta la prevalencia de obesidad. De forma alarmante el 52 por ciento de la población europea mayor de 18 años tiene sobrepeso u obesidad y se estima que uno de cada tres niños en edad escolar tienen sobrepeso. Según el informe, los últimos estudios apuntan a que la obesidad infantil es más prevalente en los países del sur de Europa. De hecho, España ostenta el cuarto lugar en lo que a tasas de sobrepeso se refiere -con el 32,3 por ciento de los niños y el 29,5 de las niñas con exceso de peso-, y solo es superada por Malta, Croacia e Italia. Los expertos achacan estas cifras a un abandono del patrón de dieta mediterránea, que ha sido sustituido por el consumo de alimentos procesados. No obstante, estas cifras se asocian con un exceso de calorías diarias y, por ejemplo, en Inglaterra se estima que los niños consumen 500 calorías diarias más de las recomendadas y las niñas 290.
“Una dieta y un estilo de vida saludables puede prevenir las patologías digestivas crónicas, pero nos enfrentamos a la dificultad de asegurar que los ciudadanos realicen la mejor opción alimentaria”, ha explicado Markus Peck, del Departamento de Medicina Interna y Gastroenterología de la Clínica Klagenfurt, en Austria.
Recomendaciones claves del informe
El informe recoge recomendaciones para diseñar un plan europeo que reduzca el impacto y riesgo de las patologías digestivas.
Entre ellas, los expertos recomiendan limitar los productos poco saludables:
- Reducción hasta el 10% (<50 gramos), o por lo menos del 5%, del total de energía que proviene del azúcar.
- Reducción hasta el 10% del total de ingesta diaria que proviene de grasas saturadas
- Se aconseja que menos del 1% del total de la ingesta calórica diaria provenga de grasas trans.
- Ingesta menor de 5 gramos de sal al día.
Los expertos aconsejan adoptar hábitos de vida saludable, entre los que destacan los siguientes para alcanzar una alimentación equilibrada:
- Lactancia
- Una dieta rica en fibra, donde por lo menos 30 gramos diarios procedan de la alimentación.
- Adoptar la dieta mediterránea.
- Ingerir al menos 400 gramos diarios de frutas y verduras.
- Consumir alimentos ricos en ácido fólico, calcio y vitamina D.
“Necesitamos que la Comisión Europea y los gobiernos nacionales se pongan a trabajar en iniciativas que modifiquen la forma en que compramos y consumimos alimentos. Nuestro objetivo debería conseguir una transformación hacia las dietas saludables en toda Europa hasta 2050. Este objetivo implica incrementar en el doble el consumo de frutas, vegetales, frutos secos y legumbres y reducir hasta un 50 por ciento la ingesta de azúcares y carne roja”, ha añadido Peck. “Si queremos luchar contra la creciente prevalencia de sobrepeso, obesidad y población poco saludable en Europa, así como contra los gastos sanitarios y las pérdidas de vida que ocasiona, debemos actuar cuanto antes”.
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