Un tercio del presupuesto de la estrategia británica de medicina de precisión, el proyecto Genomics England, está destinado a formación, de la sociedad civil, pero sobre todo del tejido hospitalario y de primaria. Los cuatro especialistas reunidos por DM en este debate coinciden en que la futura estrategia española de medicina de precisión sólo tendrá visos de triunfar si está asentada en sólidos pilares formativos, desde las facultades de Medicina hasta la formación continuada de los especialistas.
Lea la primera parte del debate:
Medicina de precisión: del empuje profesional a la parálisis oficial
PREGUNTA. En materia de formación, ¿hasta qué punto habría que modificar o actualizar los programas docentes de grado y/o de posgrado de algunas especialidades para que las futuras generaciones estuvieran más específicamente formados en estas técnicas y procedimientos?
RODRÍGUEZ-LESCURE. En el grado creo que, de hecho, los cambios ya se están introduciendo paulatinamente, porque la revolución ha sido tanta y tan vertiginosa que es difícil que no cale en la universidad. En el caso del posgrado, más que el programa MIR en sí, lo que más acerca al residente a este tipo de técnicas innovadoras es la formación en centros de referencia, con medios, plantillas potentes, recursos docentes y patologías complejas y muy variadas. A medida que estas técnicas se incorporan al día a día de la realidad asistencial, obviamente llegan al residente. De hecho, el programa de formación y tutorización de los MIR de los últimos 3 ó 4 años en el centro en el que yo trabajo no tiene casi nada que ver con el de hace 10 ó 15 años.
Rguez-Lescure: “El cambio es de tal magnitud que, inevitablemente, llega al grado”
Cigudosa: “El estudiante de Medicina ‘ventila’ la Genética Clínica en un cuatrimestre”
HERNÁNDEZ RIVAS. Coincido en que en el grado las cosas se están haciendo, en general, relativamente bien, salvo que el último año o año y medio de formación está casi exclusivamente orientado a aprobar el examen MIR. Es obvio que nuestros residentes gozan de gran nivel europeo y mundial, aunque es verdad que, tanto en el caso de Hematología y Hemoterapia como en el de muchas otras especialidades, el conocimiento avanza a un ritmo aceleradísimo y hay que demandar más formación específica de la especialidad, pero también en técnicas de precisión, nuevas tecnologías, manejo de datos… Urge ordenar el ingente volumen de datos que ya se está generando, y en ese sentido me gustaría destacar el proyecto Harmony de big data, que lidera España dirigido por el Instituto de Biomedicina de Salamanca y el Hospital de La Fe, y que incluye a un montón de partners, industria, centros y grupos cooperativos, asociaciones de pacientes… Creo que esa es la mejor forma de trabajar.
DÍEZ TEJEDOR. Nosotros estamos en la misma batalla para conseguir un quinto año de formación, pero no por capricho, sino con la idea de la necesaria actualización de los conocimientos en Neurología. Como ocurre con muchas otras cosas, en este capítulo, con los políticos y con Hacienda hemos topado. Afortunadamente, aunque la dinámica administrativa sea lenta, los conocimientos fluyen muy rápido, y para eso no necesitamos políticos: estén o no reflejados en el papel, la realidad asistencial y el día a día de los centros hacen que los MIR incorporen casi sin enterarse nuevos conocimientos y técnicas. Análogamente, en el caso del grado, las lecciones cambian casi cada año, y no necesitamos que venga al aula un director general para dar el visto bueno a esos cambios. Ahora bien, una de las grandes carencias formativas de España es la ausencia de programas formativos posMIR, los famosos fellows, que existen en casi toda Europa; no digo que los deba financiar el Ministerio de Sanidad, pero sí al menos que tengan un reconocimiento académico oficial por parte de la Administración.
Hndez Rivas: “La formación específica en manejo de datos es fundamental”
Díez Tejedor: “La ausencia de ‘fellows’ es una de nuestras fallas formativas”
CIGUDOSA. Me congratulo de esas visiones tan positivas, pero, como genetista, mi visión de la formación aporta otra foto completamente distinta de país. En España, la Genética Clínica sencillamente no se enseña en Medicina; no existe, así de claro, salvo como una parte de la Biología de primero y segundo de carrera. Ésa es la consideración que los rectores y decanos tienen de lo que es la Genética. Los planes aprobados con la reforma de Bolonia la contemplan como asignatura, pero siempre como optativa, de forma que impartirla queda al albur de cada facultad; en la Universidad Complutense, por ejemplo, no se enseña como tal. Es decir, la base de la genómica, el pilar de la medicina personalizada, se da en la facultad como una parte de la asignatura de Biología, y se ventila en un cuatrimestre. Hablamos, pues, de montar una estrategia de medicina de precisión en un país donde no se obliga a los estudiantes de Medicina a estudiar Genética Clínica en la universidad. Y, ojo, no es que no lo demanden: los responsables de Genética de la propia Complutense llevan tiempo haciendo un proyecto de investigación con encuestas a estudiantes de Medicina y de primeros años de residencia de varias especialidades. Después de más de 200 entrevistas anónimas, la conclusión es que el 90% no sabe el impacto que tiene la Genética en su carrera médica, y el 80% carece de la formación necesaria para saber qué test de Genética hay que ordenar. Igual vuestros MIR son muy buenos en biomarcadores, pero no tienen ni idea de Genética básica para saber qué es un biomarcador y cómo se origina, y eso, francamente, me aterra.
La polémica de los T-CAR
La reciente designación de los centros acreditados por el Ministerio de Sanidad para ofrecer terapias T-CAR, y su focalización en Cataluña y Madrid, ha estado sobre la mesa.Según Hernández Rivas, la decisión ministerial “se ha llevado mucho al campo de los transplantes, y esto no es un transplante alogénico, sino que tiene muchas otras implicaciones que requieren servicios específicos y muy preparados”. Ese criterio oficial ha hecho, según el vocal de la SEHH, que se hayan valorado aspectos como infraestructuras y dotaciones, “y no se haya primado la investigación, aunque sea a un nivel muy básico, en este campo”. Sin cuestionar la validez de los centros designados en Cataluña, “que es puntera en Hematología y en otras especialidades”, Hernández Rivas asegura que “en Madrid se han quedado fuera un par de centros pioneros”.
Cruz Cigudosa dice que esta polémica entronca con el problema del acceso del paciente a estas técnicas. Según el presidente de la AEHG, los paíes más avanzados han seguido una premisa muy clara: “La medicina de precisión exige un equipamiento y un tratamiento de datos extremadamente complejo que no se puede hacer en todas partes; como el organismo del que depende la estrategia es nacional, los centros se seleccionan con criterios científicos claros y, a ellos, se suman los centros referidos, vinculados a los primeros y fijados desde el minuto uno”. Con ese criterio, Inglaterra ha definido 13 centros de referencia y Francia 9.
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