El consumo de alimentos ultraprocesados prácticamente se ha triplicado entre 1990 y 2010; a la par crece la literatura científica que analiza el impacto que este tipo de ingesta tiene en la salud. En esta línea, un estudio con cerca de 20.000 voluntarios de la cohorte Seguimiento Universidad de Navarra (SUN), dirigido por Miguel A. Martínez-González, padre del Estudio Predimed, e investigador del Ciber de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn), que se publica en el The British Medical Journal, establece que un mayor consumo de ultraprocesados (más de cuatro porciones diarias) se asocia con un 62% de aumento del riesgo de mortalidad por todas las causas. Además, por cada ración adicional, el riesgo aumenta un 18% independientemente de otras causas de mortalidad.
Según ha explicado a DM Martínez-González, el trabajo se ha realizado con la participación de 19.899 participantes -12.113 mujeres y 7.786 hombres con una edad media de 38 años-. El consumo de ultraprocesados se ha evaluado a través de un cuestionario de frecuencia en función de su grado de procesamiento siguiendo la clasificación NOVA, creada por el investigador brasileño Carlos Monteira. Durante el tiempo de seguimiento se registraron 335 muertes.
El equipo de Navarra ha clasificado el consumo en cuatro categorías: baja, media-baja, media-alta y alta. “El estudio muestra que los alimentos ultraprocesados aumentan fuertemente el riesgo de mortalidad prematura con una fuerte relación dosis-respuesta. En el análisis, que tiene en cuenta todos los factores para que sean independientes -hábito tabáquico, sedentarismo….-, se observa un aumento del riesgo de mortalidad de un 62 por ciento en términos relativos para la población que consume cuatro raciones diarias frente a los que consumían menos de dos”.
La afectación se produce, sobre todo, en la mortalidad cardiovascular, lo que supondría que los ultraprocesados producen un efecto adverso cardiometabólico.
A más ingesta de ultraprocesados, peor estilo de vida
De esta forma el estudio ha observado que los participantes que tenían un alto consumo de ultraprocesados, también tendían a tener un índice de masa corporal (IMC) más alto. Además, al compararles con los de la primera categoría, se observaba que los grandes consumidores de ultraprocesados tendían a ser fumadores, a tener educación universitaria superior, historia familiar de enfermedad cardiovascular, de cáncer, de diabetes, de hipertensión y de hipercolesterolemia, así como presencia de patología cardiovascular y depresión.
Cuanto más alta la ingesta de alimentos ultraprocesados, menor es la adopción de la dieta mediterránea.
En cuanto a hábitos de vida, el grupo que más consume ultraprocesados pasa más tiempo viendo la tlevisión, come más entre horas y tiene más tendencia a ser sedentario, a echar la siesta, y a tener un patrón alimentario con más consumo de grasa, pero con menor cantidad de proteína y carbohidratos.
Según los resultados, parece que la adherencia a la dieta mediterránea tiende a ser progresivamente menor en las categorías que más ultraprocesados consumen, es decir, cuanto más alta la ingesta de alimentos ultraprocesados, menor es la adopción de la dieta mediterránea.
Literatura previa
Este estudio estaría en línea con los publicados hasta ahora por el grupo, tanto en Predimed, donde se observa que el patrón mediterráneo reduce el riesgo cardiovascular, como los más recientes en Predimed Plus, un estudio de intervención en el que están participando 23 centros españoles, con cerca de 7.000 pacientes con cierto grado de sobrepeso o síndrome metabólico, en el que los cambios sobre el estilo de vida, tanto en alimentación como en actividad física, ya a apuntan a una mejoría de los factores de riesgo cardiovascular.
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Aunque el estudio que dirige Martínez-Gonzáles es un estudio observacional, los resultados sí parecen establecer una relación causal entre un alto consumo de ultraprocesados y mortalidad. “Un solo estudio observacional no es suficiente, de acuerdo, pero a la vez que nosotros publicamos este estudio en The British Medical Journal, otros estudios en Francia y en Estados Unidos han hallado resultados parecidos, con lo cual podemos decir que es causal”.
La cohorte SUN ya ha obtenido en investigaciones previas una asociación entre ultraprocesados y un mayor riesgo de obesidad, hipertensión y depresión, patologías que comparten mecanismos fisiopatológicos comunes. Además, la cohorte francesa NutriNet-Santé ya ha constatado la asociación de estos alimentos con la aparición de cáncer.
Martínez-Gonzalez ha querido resaltar a DM que la investigación, comenzada en 1999, ha sido posible gracias a la financiación pública del Instituto de Salud Carlos III y el Ciberobn.
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