El sistema inmunitario humano se caracteriza por una extraordinaria especificidad de reconocimiento molecular, que se debe a la diversidad de linfocitos (T y B) capaces de reconocer a un número prácticamente ilimitado de microorganismos y toxinas causantes de enfermedades.
Además, puede generar memoria inmunitaria, recordando y mejorando la respuesta inicial frente al mismo agente. Esta propiedad de reconocimiento altamente específico ofrece una oportunidad única, tanto para el estudio de biomarcadores con fines diagnósticos o predictivos de respuesta a un tratamiento determinado, como para dirigir una respuesta inmunológica con el máximo grado de precisión mediante la inmunoterapia.
En las últimas décadas, el avance tecnológico en biomedicina, en el procesamiento computacional de cantidades ingentes de datos (big data), y la aproximación más integrada del organismo en lo que se denomina biología de sistemas, ha abierto el camino al desarrollo de la medicina personalizada y de precisión.
Es así como la medicina tradicional, enfocada en la enfermedad, ha ido evolucionando a la estratificación de los pacientes en perfiles fisiopatológicos según marcadores biológicos y clínicos (genotipos, endotipos y fenotipos) que permiten seleccionar mejor las estrategias diagnósticas, de tratamiento y seguimiento, y eventualmente será desplazada por una medicina centrada en el paciente.
En el caso de las inmunodeficiencias primarias monogénicas (defectos congénitos de la inmunidad debidos a mutaciones de un solo gen), se han identificado ya al menos 340, y esto ha permitido ir diseccionando el alto grado de complejidad funcional del sistema inmunitario e identificando diversas vías de señalización, que en el futuro servirán de diana para el desarrollo de medicamentos.
Muchas enfermedades de base inmunológica son multifactoriales y heterogéneas
Muchas enfermedades de base inmunológica (inmunodeficiencias, alergias, enfermedades autoinmunes), y otras relacionadas con la inmunidad (como las infecciosas, cáncer, trasplantes), son multifactoriales y heterogéneas, debido a la interrelación de factores genéticos, epigenéticos, inmunológicos, endocrinológicos, neuropsicológicos y ambientales.
En los últimos años se ha multiplicado el arsenal terapéutico para estas enfermedades. Mediante fármacos dirigidos a neutralizar o modular los mediadores de la respuesta inmunológica -como, por ejemplo, el uso de anticuerpos monoclonales, proteínas de fusión o inhibidores de factores de transcripción de vías clave en la señalización de la inflamación, inhibidores de los puntos de control (check-point)- se ha logrado mejorar el pronóstico de los pacientes que padecen un gran número de enfermedades graves, así como su calidad de vida.
El avance cada vez mayor en el estudio de biomarcadores permitirá una mejor selección de los pacientes que van a responder a un determinado medicamento (por ejemplo, la detección de mutaciones que afectan a una vía de señalización inflamatoria ayuda a definir el fármaco a emplear; la monitorización de anticuerpos anti-fármaco indica si se debe cambiar o no el tratamiento).
El avance en el estudio de biomarcadores favorecerá la racionalización y la relación coste-beneficio de estas terapias
Todo esto favorecerá la racionalización y la relación coste-beneficio de estas terapias. No obstante, queda un largo camino por avanzar, sobre todo en las enfermedades poligénicas, dada su diversidad, tanto en las causas, como en sus manifestaciones clínicas.
Pero, tal vez, el ejemplo más claro y contundente lo podemos observar en el desarrollo de vacunas personalizadas en enfermedades autoinmunes y en cáncer. El máximo exponente es la terapia celular T-CAR.
Otros ejemplos de terapia celular son el uso de células dendríticas, linfocitos T que infiltran el tumor, linfocitos NK o células mesenquimales del propio paciente, que pueden ejercer una acción determinada (anti-tumoral, inmunomoduladora o regeneradora) en diversas patologías.
Nuevos retos
El desarrollo de la Inmunología es ya imparable. Claramente en auge en estos últimos años, los especialistas en Inmunología, tanto básicos como clínicos, se han ido paulatinamente incorporando a equipos interdisciplinarios en el diagnóstico, tratamiento e investigación de enfermedades de base inmunológica, ofreciendo un valor añadido y calidad en la atención sanitaria, del que el último beneficiario es el paciente.
En el campo de la innovación tecnológica aplicada a la medicina se están desarrollando estrategias de inteligencia artificial, y de aprendizaje automático, equipos de diagnóstico más sensibles y precisos, junto al gran avance de la bioinformática en el estudio de las -ómicas (genómica, transcriptómica, proteómica, metabolómica).
Sin embargo, entre las cuestiones éticas que deben ser tratadas respecto a dicha área está la necesidad de compartir datos de salud a gran escala, que, respetando la confidencialidad, redundará en mayor conocimiento de las patologías y en una mejor atención personalizada.
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