Una dieta rica en frutos secos durante el primer trimestre de embarazo se asocia con mejor desarrollo neuropsicológico de los niños a largo plazo, según los resultados de un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que se publica en European Journal of Epidemiology.
El estudio, liderado por Florence Gignac, investigadora del ISGlobal, y primera autora del estudio, se ha realizado en España con más de 2.200 parejas madre e hijo inscritas en las cohortes de Asturias, Guipúzcoa, Sabadell y Valencia del Proyecto INMA. La información sobre la ingesta de frutos secos se extrajo de cuestionarios sobre hábitos alimentarios que las madres respondieron en el primer y último trimestre del embarazo. El desarrollo neuropsicológico relativo a la función cognitiva, la capacidad de atención y la memoria de trabajo de los niños se evaluó por medio de diversos tests estándar validados internacionalmente y realizados año y medio, 5 años y 8 años después del nacimiento.
Según ha explicado Gignac a DM, “los niños en el grupo con un mayor consumo materno de frutos secos durante el primer trimestre de embarazo obtuvieron mejores resultados en los exámenes, en comparación con los del grupo con un bajo consumo materno de frutos secos. Por ejemplo, en la escala general cognitiva del test McCarthy donde se evalúa entre otros el razonamiento del niño, la manipulación de materiales concretos y la resolución de problemas numéricos, observamos que los resultados de los niños mejoraron hasta aproximadamente 0,47 puntos por cada 30 gramos adicionales de frutos secos por semana”.
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Otros estudios han analizado el impacto de los frutos secos sobre el control del peso, el colesterol y las enfermedades cardiovasculares, por nombrar solo algunos beneficios. No obstante, según Gignac, este es el primer estudio que analiza los posibles beneficios de los frutos secos durante la gestación sobre el neurode
sarrollo de la descendencia. Para realizar el trabajo se analizó el consumo de nueces, almendras, cacahuetes, piñones y avellanas. “Pensamos que los efectos beneficiosos hallados podrían deberse a su alto contenido en ácido fólico y, sobre todo, en ácidos grasos esenciales, como por ejemplo el omega-3 o el omega-6. Estos componentes tienden a acumularse en los tejidos nerviosos, principalmente en las áreas frontales del cerebro, que influyen en la memoria y en las funciones ejecutivas”, ha apuntado Gignac.
En el estudio también se han tenido en cuenta otros factores nutricionales de importancia, “como la lactancia materna, el consumo de pescado, la suplementación en ácido fólico y la de omega-3. Estos factores fueron incluidos y controlados en las asociaciones halladas, de manera que su impacto en el desarrollo neuropsicológico de los niños y niñas no puede afectar los resultados de nuestro análisis final”.
Raciones de frutos secos
Los beneficios que describe este estudio se observaron en el grupo que declaró un mayor consumo de frutos secos, con una media semanal de algo menos de tres raciones de 30 gramos cada una, una cantidad ligeramente inferior a la recomendada por la Guía de la alimentación saludable de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), que es de entre tres y siete raciones por semana.
“Esto nos hace pensar que si se adecuase el consumo medio a las recomendaciones los beneficios podrían ser mucho más amplios. Con los beneficios que vemos, podemos animar a más madres a incluir más raciones de frutos secos en su dieta. Sin embargo, cualquier cuestión sobre la dieta en especial de mujeres embarazadas se tiene que consultar con un nutricionista”. Se estima que el consumo de frutos secos en España es de más del doble que la media europea (4,8 g frente a 2,2 g).
La investigación también analizó la ingesta de frutos secos durante el segundo o tercer trimestre del embarazo, aunque en este caso no se observaron asociaciones con el desarrollo neuropsicológico o las asociaciones halladas fueron más débiles. “No es la primera vez que observamos que los efectos de una determinada exposición son más pronunciados cuando esta se da en una etapa concreta del embarazo. Aunque nuestro estudio no permite explicar las causas de la diferencia entre el primer y el tercer trimestre, en la literatura científica se especula con la idea de que el ritmo de desarrollo no es igual a lo largo de toda la gestación, existiendo periodos de especial sensibilidad hacia la dieta materna”, ha puntualizado Gignac.
En el trabajo no se encontraron asociaciones entre el desarrollo neuropsicológico y la ingesta de frutos secos en el tercer trimestre de embarazo
No obstante, “se trata de un primer estudio sobre el tema, por lo que conviene tomar los resultados con cautela y tratar de reproducirlos en el futuro mediante más estudios de cohorte y ensayos controlados aleatorizados”, ha dicho Jordi Júlvez, investigador de ISGlobal y último autor del estudio. En ello coincide Gignac, para quien la aplicación de estudios control aleatorizados permitirían administrar una cantidad exacta de frutos secos y reducir el riesgo en el error de medición, la principal limitación de los cuestionarios de frecuencia de consumo. “Sin embargo, teniendo en cuenta que es el primer estudio sobre el tema, también sería conveniente tratar de reproducir los resultados obtenidos, con otros estudios de cohorte por medio de cuestionarios sobre hábitos alimentarios, en otros países”.
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