Una buena investigación no es solo aquella que genera conocimiento, sino también la que es posible trasladar a la sociedad y con ella mejorar sus condiciones de vida. En el caso de la investigación en el campo de la Medicina, esto supone tener un impacto en la salud de los pacientes. Sin embargo, estos impactos, por su complejidad y variabilidad, hasta ahora no habían sido tenidos en cuenta.
Esto es algo que se pretende cambiar y poner cada vez más valor en cómo se traduce esta investigación en una mejora para el sistema sanitario. Así lo han entendido tanto el Hospital Universitario Valle de Hebrón, de Barcelona, como la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (Aquas), que acaban de presentar los resultados del primer estudio exploratorio del impacto de la investigación en el centro catalán.
“El impacto de la investigación no es solo el de generar un conocimiento, lo que ya de por si tiene un gran valor. También ha de tener un efecto transformador. Hemos de entender y hacer entender cuál es valor de este impacto y, para eso, iniciativas como esta son importantes”, ha explicado Albert Barberà, director de Investigación e Innovación en Salud de la Generalitat de Cataluña.
“La investigación de hoy es la medicina del mañana”. Este es el lema del Instituto de Investigación Valle de Hebrón (VHIR) y su director, Joan Comella, lo ha usado para recalcar la idea de la importancia de evaluar los impactos que la investigación genera. “La investigación tiene que tener una finalidad. Está movida por la curiosidad, pero también debe poder mejorar la salud de los ciudadanos y eso no siempre está presente”.
Buen sistema de investigación
En el acto ha estado presente también Lluís Rovira, director de la Institución de Centros de Investigación de Cataluña (I-Cerca), quien ha apuntado la buena salud del sistema de investigación en la comunidad, señalando cómo año tras año crece la captación de fondos competitivos europeos. En su intervención también ha señalado la necesidad de transparencia que la investigación tiene. “El dinero que se destina a la investigación y que viene de fondos públicos debe explicarse para qué se usa. Hay que explicárselo a los políticos, pero también a los ciudadanos que tienen que saber que, dependiendo de a quien voten, se destinará más o menos dinero a la investigación”.
“Todos tenemos un sueño, que es el de ver la salud mejorada. Queremos que nuestro sistema sanitario sea de excelencia y un ejemplo para el resto del mundo, y desde Aquas hemos venido trabajando desde hace varios años para evaluar el impacto de la investigación y tener herramientas que nos puedan ayudar en la toma de decisiones”, ha señalado César Velasco, director del Aquas.
Dificultad metodológica
Durante la presentación del informe también se ha explicado cual ha sido la metodología empleada en la recogida de los datos, y uno de los primeros problemas fue el de la indefinición del propio término de impacto. Así, se ha explicado cómo existen básicamente dos grandes grupos, uno que mide el impacto académico y que hasta la fecha es que se ha empleado para la evaluación, y un segundo grupo no académico y que se espera poder desarrollar de ahora en adelante.
También durante el trabajo de recogida de datos se buscó establecer qué agentes eran los que facilitaban poder llevar a cabo una investigación con un impacto positivo, así como los retos y barreras que los investigadores se encontraban para desarrollar su actividad. “Todo esto genera una gran complejidad porque no hay una manera de hacerlo bien y otra de hacerlo mal. Pero hemos de tener muy claro que es una tendencia de futuro el que cada vez se de más importancia a evaluar este otro tipo de impactos”, ha apuntado Paula Adam, directora de Investigación de Aquas.
En este primer proyecto piloto se seleccionaron finalmente 17 casos de éxito, que no buscaban ser representativos sino explicar la variedad de casos que hay. “Pudimos ver que había tres grandes tipos de resultados. Primero, aquellos que mejoraban la prevención; después, los que mejoraban el diagnóstico, y, por último, los que mejoraban el tratamiento”, ha explicado Núria Gavaldà, responsable de Secretaria Técnica y Calidad del VHIR.
Conclusiones
Entre las conclusiones a las que se ha llegado en el trabajo se señala cómo los equipos multidisciplinares en general facilitan más la investigación con un impacto en el salud de los pacientes, así como los estudios colaborativos entre centros. También, que la implicación de los agentes decisores del sistema asistencial resulta clave y, si ellos, faltan, hay una barrera para poder llegar a trasladar la investigación a la práctica clínica.
Los impactos que se identificaron demostraron cómo la investigación puede ayudar a mejorar y conseguir más diagnósticos veraces positivos, reducir las exploraciones e intervenciones innecesarias así como las complicaciones.
Todo ello se traduce en menos ingresos y estancias injustificados, así como la reducción de los gastos. “Pero nos hemos de creer de verdad que la investigación tiene un impacto en la salud pública y ponerlo adecuadamente en valor. Lo cierto es que ahora mismo esto depende de un voluntarismo puro y duro. Nos encontramos con muchas dificultades para poder encontrar financiación”, ha lamentado Tomàs Pumarola, jefe del Grupo de Microbiología y Director de Docencia del Campus Valle de Hebrón.
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