Que la atención al paciente no es la prioridad del médico, al menos aparentemente, queda reflejado en un análisis sobre cómo gastan el tiempo los médicos residentes (MIR) de primer año. Según se publica en el último número de JAMA Internal Medicine, la relación directa con los enfermos ocupa solo el 13 por ciento de su tiempo laboral. Es el principal dato del estudio dirigido por Krisda Chaiyachati, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania, tras registrar la actividad de 80 médicos durante tres meses en 2016 y reunir datos sobre 194 turnos y un total de 2.173 horas.
Clasificaron las actividades en varias categorías: atención directa al paciente o su familia, atención indirecta (registros clínicos, relación con otros médicos o análisis de imágenes) y formación. La atención indirecta suponía 16 horas de los periodos de 24 horas analizados (10 de ellas frente a un ordenador), 3 horas se destinaban a los enfermos y casi 2 a la formación; además, una cuarta parte del tiempo dedicado a los pacientes se ocupa en escribir o teclear los datos clínicos. Chaiyachati reconoce que no es bueno que los pacientes sientan que no se les escucha o que se pierda la interacción humana, “pero si este tiempo de atención indirecta ayuda a diagnosticar mejor las enfermedades puede que no esté mal empleado a fin de cuentas”. Y en su defensa de la multitarea que abruma a los médicos, añade que “no es solo que estemos haciendo más trabajo o que tengamos más tareas; estamos tratando de hacer más cosas en un periodo de tiempo fijo”.
Esta investigación forma parte del estudio Individualized Comparative Effectiveness of Models Optimizing Patient Safety and Resident Education (iCompare), financiado por el Instituto Nacional de Salud (NIH) de Estados Unidos y el Consejo de Acreditación para la Educación Médica (ACGME) y que abarca 63 programas de todo el país. El mes pasado, otros dos estudios publicados en The New England Journal of Medicine, extraídos también del iCompare, mostraron que los médicos de primer año no experimentaron pérdida crónica de sueño ni se vio afectada la seguridad del paciente cuando se permitió que trabajaran turnos más largos de lo que había permitido anteriormente el ACGME, de 16 a 24 horas. En el año 2003 el ACGME limitó el trabajo de los residentes a guardias de 30 horas y 80 horas semanales como máximo. El equipo del iCompare pretende recabar información y pistas valiosas para que los médicos en formación experimenten menos agotamiento y mejoren su satisfacción profesional.
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