Una fuerza de cambio positivo en la Medicina y en la sociedad. Ésa es la filosofía del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), que acaba de renovar su directiva con Antonio Pujol de Castro, estudiante de 5º curso de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, al frente de la asociación.
El nuevo presidente, que lleva en la organización desde que estaba en primer curso, toma el relevo en uno de los frentes de batalla tradicionales del CEEM, el impedir la apertura de nuevas facultades de Medicina en España (ya son 43) y disminuir el numerus clausus para evitar que haya más egresados de los que necesita el sistema. Respecto a lo segundo, apunta que “es un tema que depende de los rectores y no tanto de los decanos, así que estamos intentando contactar con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), aunque está resultando complicado. También vamos a intentar dialogar desde cada universidad a través de su respectivo consejo de estudiantes”.
“Tenemos claras las competencias que hay que adquirir en el grado, según el libro blanco de la Aneca, pero no las cosas concretas que podemos hacer y las que no durante las prácticas”
Por otra parte, el CEEM pide al Ministerio de Sanidad seguir trabajando en mantener un número de plazas MIR por encima de los egresados de Medicina para evitar una bolsa de licenciados sin especialidad. “Sólo el año pasado, si hubo más de 15.400 admitidos y la elección de plaza se terminó en el número 8.300, son más de 7.000 candidatos que se quedaron fuera [más de 2.800 habían pasado la nota de corte]”.
El consejo de estudiantes también está trabajando en una propuesta para crear un estatuto específico para los estudiantes en prácticas clínicas.Hace años que el consejo define gráficamente su situación en los centros sanitarios como la de un ficus que “durante 8 horas puede estar en consulta o en quirófano sin que se le haga caso”. Reconoce que una parte puede depender de la propia proactividad del estudiante, pero también influye la carga del profesional que está a su cargo. Pero, más allá de la propia integración en el equipo, “el problema es que tenemos claras las competencias que hay que adquirir en el grado, según el libro blanco de la Aneca, pero no las cosas concretas que podemos hacer y las que no; las funciones en consulta o en quirófano, los límites… un marco”.
Nuevo decreto docente
Otro tema muy relacionado con las prácticas es el protocolo para garantizar el derecho a la intimidad de los pacientes, en vigor desde 2017, que contiene medidas como la limitación del número de personas en formación (contando a estudiantes y MIR) y la disociación de historias clínicas para su uso por los estudiantes. El CEEM está colaborando con investigadores de la Universidad de Córdoba para conocer si se está cumpliendo, si bien su presidente señala que la impresión es que “los cambios van despacio”.
Tras años luchando contra la troncalidad, en verano trascendió el borrador de la nueva norma de posgrado. Pujol de Castro reconoce que no han podido consultar a los estudiantes al respecto, por lo que no tienen una postura oficial, pero reconoce que hay dos cuestiones que les despiertan dudas. La primera es “qué efectos puede tener que se revisen las especialidades cada 5 años” y la segunda es que la vía de acceso a las ACE se abra durante la formación MIR. “Es curioso que con la troncalidad se pretendiera aumentar el peso de la formación común entre especialidades y años después, lo que se plantea es la posibilidad de empezar a formarse como superespecialista antes de haber terminado el MIR”.
Otra novedad en el horizonte es la propuesta de Cataluña de implantar en sus universidades una prueba de acceso adicional a las carreras de Ciencias de la Salud para evaluar que los candidatos estén alineados con los valores profesionales. “Habría que ver qué método puedes utilizar para valorar aspectos tan sutiles y subjetivos… si hablamos de competencias sí hay pruebas, como la ECOE de Medicina, en la que se pueden observar aspectos como el trato con el paciente o las habilidades de comunicación de forma objetiva y estructurada”.
Pero “cualquier prueba de acceso al grado debería ser homogénea en todo el territorio; no vale que unos estudiantes se presenten a una prueba y el resto a otra… cosa que ya pasa en parte, porque cada comunidad tiene su propia EBAU”.
De hecho, a causa de la alta demanda a los estudios de Medicina, es habitual que los futuros estudiantes se presenten a varias universidades de distintas comunidades autónomas; de ahí que se pida implantar un listado único. Además el CEEM propone que, si no se puede implantar una prueba nacional de acceso a la universidad, que se ordene a los candidatos teniendo en cuenta un factor de corrección para que los de una comunidad no tengan ventaja sobre otra por la menor dificultad de sus respectivas pruebas, si bien “no sería más que un parche”.
“Con la troncalidad se pretendía aumentar el peso de la formación común entre especialidades y años después, lo que se plantea es empezar a formarse como superespecialista antes de haber terminado el MIR”
Siguiendo con exámenes, el CEEM cree que los cambios para abreviar el examen MIR son positivos, pero sigue insistiendo en la necesidad de un temario específico. “La Medicina es inabarcable y con los años se van introduciendo más cosas de asignaturas básicas y cada vez es más difícil preparar el MIR. En países como Canadá hay manuales oficiales avalados por sociedades científicas. Te permite organizarte el estudio como quieres y además es mejor a la hora impugnar preguntas, porque hay una fuente bibliográfica oficial”. También apuestan por revisar el ‘pool’ de preguntas para el MIR que tiene el Ministerio de Sanidad para eliminar las preguntas poco discriminatorias, ya sea por ser muy fáciles o muy difíciles.
Activismo
Pero el CEEM no sólo está enfocado en la docencia de grado y MIR, los temas que más les conciernen, sino que cada vez son más activos en cuestiones de salud pública, como promover la recogida de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) ‘Medicamentos a un precio justo’ o pronunciándose en temas como el feminismo, la gestación subrogada o la eutanasia. Asegura que el proceso para definir los posicionamientos del CEEM es muy participativo, puesto que las delegaciones de cada facultad participan en el planteamiento de las preguntas que luego se envían a los estudiantes de todos los cursos para recabar su punto de vista y todas las matizaciones posibles.
El posicionamiento a favor de despenalizar y regular la eutanasia ha sido el más llamativo, puesto que la Organización Médica Colegial (OMC) no sólo mantiene oficialmente su rechazo a la misma sino que ésta entra en contradicción con el código deontológico de la profesión, mientras que los estudiantes se han pronunciado a favor de despenalizarla y regularla. “Nos han llegado a preguntar por qué nos enfrentamos a la OMC o al código deontológico. La postura no es lo que decide la directiva, sino que lo que hacemos es recoger una opinión existente”.
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