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Ante la nueva era: de la aproximación agnóstica al tratamiento del tumor

Una de las aportaciones más novedosas a ese nuevo paradigma del abordaje del cáncer que es la oncología personalizada o de precisión ha sido la irrupción de un concepto que ya empieza a cristalizar en forma de nuevos fármacos: el de la aproximación ‘agnóstica’ al tratamiento del tumor. Lo explica el director del Departamento de Oncología Médica del Hospital Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, y del instituto oncológico OncoHealth de la FJD, Jesús García-Foncillas: “La aproximación agnóstica se sustenta en la identificación de la alteración genética específica para la que existe un tratamiento concreto y selectivo que aporta al paciente el máximo beneficio. Implica un tratamiento basado exclusivamente en esa alteración molecular, independientemente del tipo y localización del tumor, lo que aporta una alta especificidad y, sobre todo, con un beneficio clínico que cambia por completo el pronóstico de los pacientes”.

En este contexto, uno de los primeros beneficiados de esta nueva aproximación ha sido un tipo poco frecuente de tumores, los de fusión TRK, que son aquellos que presentan una fusión del gen del receptor de tirosina cinasa neurotrófico (NTRK). Estos tumores, que pueden aparecer en cualquier lugar del organismo, son poco frecuentes en la población general, pero hay varios tumores característicos de la edad pediátrica (fibrosarcoma infantil y sarcoma en tejidos blandos) que los presentan con una frecuencia más elevada.

“Hasta la fecha no se conocía la existencia de tumores con esta característica, por lo que no había un tratamiento específico para ellos. Se aplicaba el abordaje de cada uno de los distintos tipos de neoplasias según la localización que presentaban. Por esta vía, los resultados en términos de beneficio clínico eran pobres. El descubrimiento de esta alteración ha permitido abrir un panorama muy ventajoso para este subgrupo de tumores, independientemente de su localización. No obstante, el primer paso para optimizar este hallazgo hace necesaria la identificación genómica de la traslocación”, explica García-Foncillas.

El abanderado de esta nueva generación de terapias con indicación agnóstica ha sido un fármaco, larotrectinib, recientemente aprobado en Europa para el tratamiento de estos tumores y que es también una de las primeras opciones de la oncología de precisión que se incluye en el arsenal terapéutico actual.

“La incorporación de larotrectinib para este conjunto de tumores caracterizados por la fusión NTRK supone un punto de inflexión que permite cambiar diametralmente las expectativas de respuesta, la duración de la misma, la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global de manera estadísticamente significativa. Las opciones que previamente podrían plantearse en estos pacientes eran, en muchos casos, escasas y pobres. Con la llegada de este fármaco el beneficio clínico mejora en la mayor parte de las situaciones y los resultados de las líneas previas recibidas no tienen comparación con ninguna otra alternativa disponible”, comenta García-Foncillas.

Optimización de respuesta

El tratamiento obtuvo una respuesta elevada y duradera en adultos y niños con tumores de fusión TRK, incluidos los tumores del sistema nervioso central y las metástasis cerebrales. Tal y como explica García-Foncillas, cualquier paciente cuyo tumor sea portador de la fusión NTRK se beneficia claramente del tratamiento con larotrectinib: “No se requiere ninguna otra característica en particular. Sin embargo, en el abanico amplio de los tumores potencialmente portadores de la fusión NTRK, no está todavía determinado en qué línea deberíamos utilizar este tratamiento, pero parece lógico que se haga de manera precoz, incluso en primera línea”.

La introducción de esta terapia supone la consolidación de la tendencia hacia la individualización del tratamiento oncológico basado en el estudio molecular. A partir de ahí, y en el caso concreto de los tumores de fusión TRK, el siguiente reto al que enfrentarse posiblemente sea, según García-Foncillas, “la implantación de técnicas moleculares que permitan la identificación de los pacientes con esta alteración genómica para poder ofrecerles un beneficio significativamente muy superior a cualquier otra alternativa terapéutica. Por otro lado, cabe plantearse si podría contemplarse algún subgrupo de pacientes donde pudiéramos pensar en incrementar algo más si cabe la respuesta, combinándolo con otras opciones terapéuticas como pudieran ser la inmunoterapia, la quimioterapia o bien otras terapias biológicas”.

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