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Prevenible, pero desconocida

“Aproximadamente uno de cada 10 adultos en España tiene Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC). En concreto, según el estudio EPIS-CAN II (llevado a cabo por GSK en colaboración con la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, Separ), realizado en 2019 y recién publicado, el 11,8 por ciento de la población española de entre 40 y 80 años padece esta enfermedad.

Esto equivaldría a 2,1 millones de personas en nuestro país, aunque según reveló este estudio, la mayoría, concretamente el 74,7 por ciento, aún no estaba diagnosticada pues no se habían sometido a una espirometría forzada post-broncodilatadora, que es la prueba que detecta y permite el estadiaje inicial de gravedad de la EPOC”, explica Joan B. Soriano, epidemiólogo e investigador senior en el Hospital de La Princesa, de Madrid, y miembro del Comité Técnico de la Estrategia EPOC del SNS.

Muestras representativas

En el Congreso de la European Respitatory Society (ERS) se han presentado los datos del estudio EPI-SCAN II.
“En este estudio se evalúan por primera vez muestras representativas de las 17 comunidades autónomas, con un total de 10.200 participantes y con la utilización de prueba de imagen con TAC de baja radiación, lo que supone una novedad a nivel mundial”, señala Salvador Díaz Lobato, neumólogo del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid.

“La necesidad de realizar este nuevo estudio viene dada por la incorporación de la mujer al hábito tabáquico, lo que ha hecho que cambien los conceptos que teníamos arraigados históricamente. La prevalencia ha aumentado, fundamentalmente, a expensas de las mujeres, viéndose EPOC más graves en pacientes más jóvenes. Lo que ha permanecido estable es la cifra de infradiagnóstico, que apenas hemos conseguido modificar”, añade Díaz Lobato.
En cuanto a la situación de la EPOC en España respecto a los países de nuestro entorno, Carlos Cabrera, neumólogo del Hospital Universitario Dr. Negrín, de Gran Canaria, comenta que “tenemos una prevalencia ligeramente inferior a la de países como Austria, Alemania, Noruega o Polonia, que registran unas tasas de EPOC que suelen superar el 15 por ciento, e incluso llegan a más del 20 por ciento en algunas poblaciones. Por lo tanto, a pesar de ser una enfermedad extremadamente prevalente, podemos considerarnos afortunados respecto al resto”.

¿Epoc…o tabacosis?

Respecto a los factores implicados en su aparición, hay unanimidad entre los expertos en señalar al principal “culpable”: el tabaco. Como afirma Carlos Cabrera, “evidencias sobre la acción del tabaco en la función pulmonar hay miles. El tabaco cumple con todos los criterios de causalidad de enfermedad ambiental, y la cifra de tabaquismo va íntimamente ligada a la de la EPOC. De hecho, se estima que hasta el 40 por ciento de los sujetos fumadores pueden desarrollar una EPOC si mantienen el hábito durante un tiempo suficiente. La llamada EPOC en no fumadores no corresponde sino a la confusión que reina en torno al término ‘EPOC’, el cual corresponde a un patrón de función pulmonar que actualmente asimilamos como una enfermedad en concreto. De hecho, se ha propuesto en varias ocasiones cambiar el nombre de la enfermedad por el de tabacosis, término acertado que mostraría claramente el agente causal de la enfermedad”.

Su principal factor de riesgo y causal es el tabaco, que explica el 90% de los casos

Carlos Álvarez, neumólogo del Hospital Ruber Juan Bravo, de Madrid, comenta al respecto que, aunque el tabaco es, con mucho, el principal factor de riesgo, algunos estudios recientes en los que han tenido un gran protagonismo investigadores españoles, demuestran que existe un grupo de personas con un alto riesgo de desarrollar EPOC por no haber alcanzado un desarrollo pulmonar normal durante la infancia y la adolescencia: “Se ha visto que factores que afectan al feto, como el tabaquismo de la madre durante el embarazo, la prematuridad y el bajo peso al nacer, se asocian a un menor desarrollo del aparato respiratorio y a una mayor probabilidad de desarrollar EPOC en la vida adulta. También los niños con infecciones respiratorias graves en la primera infancia, sobre todo la bronquiolitis, y aquellos con asma pueden tener un menor crecimiento pulmonar. Padecer asma es otro factor implicado en el desarrollo de una obstrucción fija, particularmente si se fuma. Por otro lado, en muchos lugares del mundo se cocina con leña y otros combustibles dentro de los hogares, siendo la exposición a este humo otra causa de EPOC. Asimismo, factores como la exposición laboral a partículas orgánicas e inorgánicas, el tabaquismo pasivo o la polución ambiental pueden ser un factor de riesgo, especialmente si se suman al humo de los cigarrillos. Y también personas con inmunodeficiencias congénitas o adquiridas desarrollan obstrucción crónica al flujo aéreo con frecuencia”.

Es habitual que haya periodos en los que los síntomas se reagudizan

Por otro lado, hay que tener en cuenta entre las personas fumadoras, no todas desarrollan EPOC: “Hay algunas más predispuestas y esta predisposición, sin duda, tiene un componente genético. El factor hereditario mejor conocido es el déficit de alfa-1-antitripsina. Las personas que no la producen tienen un mayor riesgo de desarrollar alteraciones pulmonares y hepáticas. La EPOC se produce, generalmente si, además, fuman, y en este caso la enfermedad se desarrolla más precozmente y con más severidad que en aquellas personas que no tienen esta mutación. Hay otros genes o conjuntos de genes que se están estudiando, aunque aún no se han determinado de forma fehaciente y reproducible en distintas poblaciones”, dice Álvarez.

Otro factor causal potencial del que cada vez se habla más es la contaminación atmosférica. En opinión de Salvador Díaz Lobato, neumólogo del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, “a pesar de que en los países desarrollados el tabaquismo es el principal factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad, varios estudios sugieren, aunque no de forma definitiva, que la exposición a la contaminación ambiental se relaciona con una mayor incidencia (más casos nuevos) y prevalencia (más casos totales registrados) de EPOC. Lo que sí es una evidencia es la relación que existe entre la concentración de partículas en suspensión y partículas de humo negro (típicas de la contaminación urbana) y la mortalidad, fundamentalmente por causa respiratoria. Varios estudios han demostrado algunas asociaciones entre la contaminación del aire y la intensificación de los síntomas, exacerbaciones agudas, hospitalizaciones e incluso la mortalidad en los pacientes que ya padecen EPOC”, concluye Díaz Lobato.

La carga poblacional: alta mortalidad e incapacidad

El coste de la EPOC en la UE representa el 56% (38,6 millones de euros) del coste anual total de la enfermedad respiratoria. En España, su manejo supone alrededor del 0,2% del PIB. Para Soriano, se mida como se mida, la carga poblacional de la EPOC es elevada: “Cada año fallecen en nuestro país casi 29.000 personas por esta enfermedad (una cada 20 minutos), frente a las 7.000 de cáncer de mama, tal como revela el estudio Carga global de las enfermedades 2016. En la actualidad, la EPOC es la cuarta causa en el ranking de tasas específicas de mortalidad, solo por detrás de la enfermedad isquémica coronaria, la demencia senil y el accidente vascular cerebral. En cuanto a costes, provoca incapacidad laboral en menores de 65 años y limita la calidad de vida, de manera progresiva según su gravedad”. Como dato positivo, Díaz Lobato apunta que desde mediados de los años 1990 ha habido una tendencia decreciente de la mortalidad.

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