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CNIO: frutos preclínicos del codesarrollo

La colaboración público-privada es un elemento esencial en la consolidación y desarrollo de la investigación preclínica. Un buen ejemplo de esa labor lo representa el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que articula diversos mecanismos o líneas para que esa labor sea lo más fructífera posible, como explica a DM su directora, María Blasco. “La más frecuente es a través de acuerdos de codesarrollo con los programas de open innovation de la industria farmacéutica. Más del 70% de estos acuerdos son con compañías internacionales, incluyendo algunas de las principales empresas farmacéuticas multinacionales, como Roche, Lilly, Pfizer, AstraZeneca, etc.”.

Desde 2011, han entrado a los grupos de investigación del CNIO unos 25 millones de euros a través de este tipo de acuerdos de colaboración. “En este caso, nuestro modelo es que el CNIO no trabaja para farmacéuticas sino que codesarrolla nuevas dianas terapéuticas con farmacéuticas, compartiendo riesgos y beneficios”, especifica.
Otro modo de colaboración con la empresa privada es a través del programa de descubrimiento de fármacos del CNIO denominado Terapias Experimentales. Este programa es capaz de llevar a cabo todas las fases del descubrimiento de fármacos hasta tener moléculas efectivas contra el cáncer en modelos animales y que ya son atractivas para la industria farmacéutica. “Hemos licenciado algunas de nuestras moléculas a la industria: un ejemplo es la licencia de inhibidores de ATR a la compañía alemana Merck”, apunta.

El centro consta de los programas de Oncología Molecular, Biología Estructural, Genética del Cáncer Humano, Investigación Clínica, Biotecnología y Terapias Experimentales

Finalmente, el CNIO también ha licenciado patentes y know-how a compañías que son spin-off del CNIO, como Life Length, Bioncotech o Senolytx, que consiguen llevar nuestros descubrimientos al mercado y a los pacientes. Asimismo, este organismo “es parte de otras iniciativas privadas para valorización e incubación de innovaciones, como el Programa de Transferencia de Tecnología de la Fundación Botín (el grupo de María Blasco) y el Programa CaixaImpulse para ayudar a llevar tecnologías al mercado, en el que en la actualidad tenemos tres proyectos activos”.

Impacto

El CNIO mantiene en la actualidad colaboraciones con Merck, Pfizer, AstraZeneca-MedImmune, Lilly, PharmaMar y Biovelocita. Este año, el CNIO ingresará unos 4 millones de euros de proyectos de investigación provenientes de entidades privadas y 7 millones de euros de entidades públicas.

Además, el organismo tiene numerosos acuerdos de licencia de productos del propio CNIO que son comercializados por grandes compañías internacionales de biotecnología. “Estos acuerdos generan unos ingresos de unos 600.000 euros anuales, que se distribuyen entre el CNIO, los investigadores que han desarrollado la tecnología y el grupo de investigación del que ha salido la tecnología”, apunta Blasco.

La media de acuerdos anuales que el organismo alcanza con entidades internacionales es de 200, y unos 60 cada año con organizaciones nacionales

Gracias a las colaboraciones con la empresa privada, sobre todo farmacéuticas, el CNIO consigue llevar sus tecnologías al mercado y una importante financiación para sus grupos de investigación e investigadores. Además, se beneficia con importantes retornos de la comercialización de sus innovaciones.

Otro aspecto a resaltar es que “ya podemos medir el impacto de generación de patentes derivadas de colaboraciones con empresas, lo cual es un indicador muy significativo. En particular, se han generado patentes de una terapia génica y una tecnología de diagnóstico mediante acuerdos de colaboración con empresas del sector biofarmacéutico. En este caso las dos empresas son internacionales”, resalta.

Margen de mejora

Para Blasco, el margen de mejora es “muy grande”. Aunque en el CNIO “estamos contentos de lo que hemos hecho, sabemos que podemos hacer aún mucho más”.

Esta mejora vendrá de la mano de más acuerdos con la industria farmacéutica en términos de codesarrollo, “como los que establecemos como win-win para los dos partners. Encontrar sinergias entre las empresas y la investigación universitaria y de entidades públicas es clave para hacer buenos proyectos de investigación tanto exploratorios como enfocados a un desarrollo de tecnología concreto”, señala.

Ha desarrollado fármacos para el Instituto de Biotecnología de Flandes y continúa explorando posibles colaboraciones con otras instituciones académicas, dentro y fuera de España

Asimismo, “pensamos que el programa de desarrollo de fármacos del CNIO podría convertirse o formar parte de una plataforma nacional para el desarrollo de fármacos desde la investigación académica, algo que podría mejorar significativamente los resultados de transferencia de tecnología de otras instituciones”, concluye Blasco.

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