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Electromedicina: estado y perspectivas de futuro

El sector de las tecnologías sanitarias ha afrontado en los últimos años una alarmante situación, en la que su nivel de obsolescencia se ha incrementado de forma considerable. Son múltiples las referencias bibliográficas sobre la antigüedad de la tecnología instalada y su potencial incidencia en la calidad y la eficiencia de los sistemas, con independencia del riesgo inherente para la seguridad de pacientes y profesionales.

Los análisis abordados desde las diferentes comunidades autónomas, pese a inversiones importantes realizadas en alta tecnología a través de donaciones externas e incorporación de nuevas tecnologías para implementar los últimos avances que optimicen y hagan mas eficientes los resultados en salud, hace que el lastre sufrido por la ausencia de las inversiones en los últimos años muestren un parque tecnológico sujeto a un nivel de obsolescencia importante.

La propia Industria y los servicios de salud han trabajado en múltiples iniciativas, que han contribuido a la mejora y actualización tecnológica y de los procesos asistenciales, todo ello dentro del marco y disponibilidad de los planes de inversión de los centros y los propios recursos de las diferentes autonomías. Sin embargo, la estructura de compras definida en el sistema público de salud está basada en la disponibilidad de recursos en el Capítulo VI, y ello condiciona una planificación estructurada de las inversiones en lo tecnológico, máxime teniendo en cuenta la evolución de este capítulo con criterio anual.

Es por ello que los criterios de reposición tecnológica, en muchas ocasiones, están sujetos a la disponibilidad económica del ejercicio en curso y a la concreción de una propuesta de renovación acorde a las prioridades definidas por el centro, y no tanto por el impacto de la vida útil de los activos inventariados, cartera y criterios relacionados con la criticidad con que se ha de abordar dicha renovación.

La tecnología evoluciona rápidamente, produciéndose innovaciones relevantes. Lo que antes era un registro clínico, hoy es un registro clínico puesto a disposición de toda la comunidad sanitaria, con independencia de dónde se haya generado, lo que incide en necesidades de actualización y adecuación de su integración con nuevas tecnologías y sistemas de información. Esto añade un factor adicional en los análisis de obsolescencia y planes de renovación en los centros.

El entorno económico también ha tenido una gran repercusión en la mantenibilidad de los equipos y sistemas, incidiendo en que su limitación ocasiona deficiencias para abordar los mantenimientos preventivos y correctivos acordes a las recomendaciones del fabricante y, con ello, comprometiendo su seguridad y prestaciones funcionales. Este entorno genera mayor criticidad y un incremento relevante en el nivel de obsolescencia tecnológica.

Plan a medio plazo

Los centros sanitarios no son ajenos a esta realidad, a la que habría que incorporar el alto volumen de equipamiento disponible para dar cobertura a su actividad asistencial y la necesidad de abordar una planificación ordenada de la renovación tecnológica que garantice la continuidad asistencial y la eficiencia en el uso de recursos. Por ello, está justificado desarrollar un plan de renovación y/o actualización del parque de equipos instalados en los centros acorde a criterios objetivos que permita priorizar las inversiones en el medio plazo (3-5 años).

Desde la Seeic entendemos esta necesidad y trabajamos en la elaboración de una guía que permita identificar, evaluar y priorizar las necesidades de renovación de tecnologías adscritas a un entorno sanitario y pueda facilitar la toma de decisiones en los ámbitos de gestión, definiendo para ello una serie de indicadores (función asistencial, precio de adquisición, vida útil, media de fallos anuales, afección en caso de parada, alternativas en caso de parada, tiempo de reparación ante fallo, coste anual de mantenimiento, riesgo asociado para el paciente y los profesionales, necesidad de interoperabilidad, precio de adquisición de nuevo equipo, vida útil de nuevo equipo…) cuya ponderación permitirá obtener el grado de obsolescencia del equipo analizado.

Determinar la criticidad y el nivel de obsolescencia de la tecnología sanitaria facilitará adicionalmente adoptar otras acciones no vinculadas exclusivamente a un plan de renovación, sino dirigidas a minimizar el impacto que este tipo de equipos pueda tener sobre la actividad asistencial y sus resultados en salud.

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