Competencias como la comunicación, la gestión clínica o la seguridad del paciente son aspectos transversales de la formación médica que, precisamente por este carácter universal, no es fácil concretar quién debe encargarse de ello, en qué momento ni, quizás lo más esencial, como hay que hacerlo. Es una de la conclusiones del Encuentro Anual de Educación Médica de la Cátedra de Educación Médica Lilly-Universidad Complutense, celebrado este lunes en Euroforum.
Milagros García Barbero, presidenta de la Sociedad Española de Educación Médica (Sedem), opina que dentro de estas competencias transversales “hay dos niveles, correspondientes a grado y posgrado”, añadiendo que habrá algunas en las que, según la especialidad, haya que incidir más. Por otra parte, “es fundamental que esta formación se aborde cuanto antes, porque está demostrado que es más difícil aprender sobre esto a medida que pasa el tiempo”, pero ha reconocido que la resistencia al cambio en las facultades de Medicina dificulta el proceso.
Aprendizaje en espiral
José Vicente Lafuente, vicedecano de Coordinación y Desarrollo de Grados de la Facultad de Medicina y Enfermería de la Universidad del País Vasco, ha insistido en que deben abordarse “en todo tiempo y lugar” y que uno de los problemas de las facultades es que “el aprendizaje es lineal y debería ser en espiral, gota a gota, con la repetición, porque es como los humanos aprenden realmente”.
Ha destacado que hay varios factores a tener en cuenta en esta formación: los seres humanos aprenden sobre todo mediante el ejemplo; al ser transversales, a veces la propia facultad boicotea los intentos por hacer esta formación a determinado departamento; los objetivos docentes deben estar alineados en toda la organización (no vale imponer un cambio en el que han estado implicados unos pocos) y hay que lidiar con una educación de base diferente.
Contexto de aprendizaje
Jesús Corres, jefe de estudios del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, se ha enfocado durante su intervención en la enseñanza durante el posgrado, en concreto analizando los programas MIR más modernos. Para empezar, las competencias transversales “no están muy presenten en los programas anteriores de los MIR”, pero tampoco tienen la misma relevancia en los más modernos; bioética e investigación son las más mencionadas, mientras que seguridad del paciente sólo está presente en los últimos programas.
Esta falta de homogeneidad se paliaría con el programa de competencias esenciales común a todas las especialidades que acordó el Consejo de Especialidades. Corres ha reconocido que es una mejora, porque además concreta los instrumentos de evaluación, pero ha criticado que “no consta exactamente el contexto formativo, que es quizás lo más complicado de definir”.
Mucho trabajo práctico
También ha intervenido en la mesa Emilio Sanz Álvarez, director del Departamento de Medicina Física y Farmacología de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Laguna, que ha contado su experiencia con una serie de asignaturas que se han montado específicamente para la enseñanza en competencias transversales.
Se trata de asignaturas con poco contenido teórico y sí mucho de práctico, que hace que los alumnos “estén contentos porque no tienen que hacer exámenes, pero sí trabajen mucho en el tema”. Para ello, se utilizan recursos como el comentario de películas, los foros de discusión, pruebas específicas en la ECOE o la redacción de un abstract y una presentación de un póster en inglés. Sobre todo ha destacado que la clase de prepara previamente, “mientras que en la clase en sí los alumnos sobre todo se dedican al análisis y a la discusión“.
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