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Un componente del té verde y cambios en los hábitos de vida para prevenir la demencia

Investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC) -centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall– han puesto en marcha un ambicioso proyecto que evaluará si es posible frenar el deterioro cognitivo, en fases previas a la aparición de demencia, mediante una novedosa estrategia preventiva. Se trata de la combinación de un programa de intervención multimodal intensiva sobre los hábitos de vida y la ingesta de un preparado nutricional basado en un componente del té verde, la epigalocatequina galato (ECGC), que ha demostrado efectos beneficiosos sobre la función cognitiva.

Hablamos del estudio Pensa, un ensayo clínico –aleatorizado, ciego y controlado con placebo- en el que se hará seguimiento de 200 participantes, de entre 60 y 80 años, en buen estado físico pero que presentan quejas subjetivas de memoria, previas al declive cognitivo establecido. “Este deterioro subjetivo es la percepción de estas personas de que, en comparación con el pasado, han empeorado cognitivamente, aunque su rendimiento actual siga siendo normal”, ha señalado en la presentación del estudio José Luis Molinuevo, director científico del Programa de Prevención del Alzheimer del BBRC.

Molinuevo ha explicado que el proyecto se enmarca en la estrategia mundial de prevención primaria World Wide Fingers (WWF), que toma el nombre del estudio finlandés Finger, el primer ensayo clínico controlado en demostrar (2014) que es posible prevenir el declive cognitivo a través una intervención multimodal en personas de edad avanzada en riesgo. Como en esta referencia, la intervención en el Pensa comprenderá un programa intensivo de cambios en el estilo de vida, centrado en la dieta y la actividad física, y la estimulación cognitiva.

A esta intervención, con seguimiento de 12 meses, se sumará la ingesta del complemento dietético EGCG, que en estudios clínicos precedentes ha confirmado beneficios cognitivos en pacientes con síndrome de Down o síndrome del cromosoma X frágil. “Estas formas de discapacidad intelectual comparten con la demencia la pérdida de conectividad neuronal, de plasticidad sináptica, y esperamos que esta combinación de intervención multimodal e ingesta de EGCG logre una mayor permanencia de las redes neuronales”, ha destacado Rafael de la Torre, director del Programa de Investigación en Neurociencias del IMIM. De hecho, los investigadores confían en el carácter sinérgico de esta combinación, cuyo rendimiento esperan superior al de estas aproximaciones preventivas por separado.

Selección estricta

El proyecto ya ha iniciado el reclutamiento de participantes, que serán seleccionados entre los candidatos –se requieren unos 4.000- que formulen su petición en la web. De la Torre ha recalcado que “los criterios de selección son muy estrictos y focalizados en las personas con un mayor riesgo de desarrollar demencia”. Obviamente, este riesgo está más incrementando en las portadoras del polimorfismo genético ApoE4, un marcador de riesgo de deterioro cognitivo y de enfermedad de Alzheimer.

Tras el cribado de los candidatos, los dos centenares de participantes se dividirán en dos grupos. Por un lado, en el grupo de intervención se aplicará un programa intensivo de cambios en los hábitos de vida, incluyendo dieta, ejercicio físico y estimulación cognitiva, mientras que en el grupo comparador sólo recibirán recomendaciones de estilo de vida saludable. Y, a su vez, cada grupo se subdividirá en dos, que recibirán EGCG o placebo. En total, cuatro brazos de estudios con 50 participantes cada uno. Todos ellos serán residentes en la ciudad o el área metropolitana de Barcelona, para facilitar su acceso a las pruebas de neuroimagen y bioquímicas, así como a las visitas presenciales programadas. El seguimiento personalizado de los participantes comienza con dos meses de monitorización previa para conocer sus hábitos de vida.

Intervención intensiva

Posteriormente, al grupo de intervención se le pondrán objetivos de actividad física y de dieta, al tiempo que participarán en un programa de entrenamiento cognitivo. El ejercicio físico –que incluye la asistencia al gimnasio una o dos veces por semana- se controlará mediante una pulsera de actividad. En la esfera nutricional, la apuesta por la dieta mediterránea es un aspecto diferencial respecto a otros estudios Fingers; mientras que el entrenamiento cognitivo estará enfocado a los dominios más afectados, como las funciones ejecutivas de toma de decisiones y planificación, la memoria y el lenguaje.

Otro de los rasgos distintivos del proyecto es el uso intensivo de las nuevas tecnologías. Aparte de la pulsera de actividad, se ha diseñado una aplicación para teléfonos móviles para monitorizar la alimentación, la actividad física, la interacción social y el estado de ánimo de los participantes. Los datos generados se vuelcan en una plataforma telemática, que facilita el seguimiento individualizado y el grado de cumplimiento de los objetivos marcados.

El propósito final del ensayo es evaluar si esta intervención preventiva combinada mejora la función cognitiva antes de la aparición de los primeros síntomas de demencias, como el Alzheimer. “Si es así, abrimos la puerta a nuevos estudios para el tratamiento precoz en los estadios previos a la enfermedad”, remarcó De la Torre. En todo caso, aparte de los posibles beneficios a nivel cognitivo, las acciones personalizadas en dieta y ejercicio inciden directamente en los factores de riesgo cardiovascular, en una población con una alta tasa de comorbilidad por síndrome metabólico, obesidad o diabetes. “De hecho”, señaló Molinuevo, “sabemos que uno de cada tres casos de Alzheimer es atribuible a factores de riesgo modificables como estos”.

En el estudio Pensa, financiado por la Asociación de Alzheimer estadounidense (con un millón de dólares) y el Instituto de Salud Carlos III, colaboran la cadena de supermercados Caprabo –que ofrece descuentos en productos alimenticios a los participantes-, centros cívicos y deportivos de la ciudad, varias empresas tecnológicas (Fitbit, Medtep y NeuronUP) y la Escuela de Nuevas Tecnologías Interactivas (ENTI), adscrita a la Universidad de Barcelona.

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