Forma parte del ADN de Roche “seguir a la ciencia y ver a dónde nos lleva”. Y la ciencia llevó a la multinacional suiza a liderar las neurociencias -con Valium– en la década de 1960; después, la de antiinfecciosos con sus antibióticos, y en los últimos años, la de oncología. “Nadie trasladó nunca a nuestros investigadores que el objetivo era liderar el área de oncología, sino que las instrucciones siempre han sido que se guíen por su curiosidad científica. Si descubren una molécula que pueda aplicarse al cáncer buscamos cómo desarrollarla y comercializarla, pero si se encuentran con algo que no tiene nada que ver, nos organizamos para desarrollarlo y comercializarlo también”, explica a DM Padraic Ward, director de la Región Internacional Pharma, que incluye los principales países de Europa (entre ellos España), Asia-Pacífico, Latinoamérica, Canadá, Oriente Medio y África.
“Puede que en diez años nos cambie la manera en que entendemos las enfermedades, y trabajemos en alguna área totalmente diferente”
El modelo de la compañía para perseguir la innovación médica consiste en “unir a científicos muy brillantes de todo el mundo y dejarles hacer su trabajo. A veces este camino puede convertirnos en líderes en cáncer, y otras veces, en otras áreas”. Ahora, Roche está buscando ese papel predominante de nuevo en neurociencias, y alcanzarlo también en enfermedades raras. En diez años, por tanto, podríamos liderar cualquier área; probablemente oncología, enfermedades raras, neurociencias… o incluso puede que de aquí a diez años nos cambie la manera de entender las enfermedades y trabajemos en alguna área completamente diferente”.
Recuerda que, por ejemplo, hace sólo 5 ó 6 años “pensábamos que el cáncer de mama era una única enfermedad; después descubrimos que la proteína HER2 tiene un papel clave y pasamos a creer que quizá podía descomponerse en tres tipos de cáncer de mama. Hoy ni siquiera sabemos si es una única enfermedad; algunas investigaciones sobre sus determinantes moleculares revelan que ciertos tumores en cáncer de mama tienen más puntos en común con tumores de cáncer de pulmón que con otros de mama. A partir de ahí, todo nuestro conocimiento empieza a cambiar, y con él nuestra forma de desarrollar medicamentos dirigidos a la enfermedad, y hasta la propia intervención médica”.
Un millón a la hora
Sea cual sea el terreno, lo que sí requiere es una potente inversión. “En la actualidad, Roche es el mayor inversor en I+D de todo el mundo”, destinando 9.000 millones de francos suizos anuales (cerca de 8.200 millones de euros) a esta tarea; es decir, cada hora invierte un millón de francos suizos (más de 900.000 euros) en esta actividad, y estamos muy expectantes ante muchos productos del portfolio”. Fundamentalmente, esta cartera está protagonizada por enfermedades raras, como la enfermedad de Huntington y la atrofia muscular espinal; enfermedades del sistema nervioso central, como el Alzheimer o la esclerosis múltiple, y la oncología, en la que la compañía trabaja en la definición del perfil molecular de cada paciente, utilizando para ello herramientas de secuenciación genómica, para abordar desde un nuevo enfoque los llamados tumores de indicación agnóstica.
“Estamos en proceso de lanzamiento de nuestro primer fármaco tumor-agnóstico, Rozlytrek -entrectinib-, dirigido a una rara mutación que se puede dar en cualquier localización de un tumor”. Esta aproximación obliga a la compañía a preguntarse cómo encontrar y diagnosticar a esos pacientes, y cómo asegurarse de que los médicos sepan que se puede determinar esa mutación y dirigirse a ella”.
“Por su peso en el desarrollo de fármacos y actividad en ensayos clínicos, España es una de las primeras filiales del grupo”
En enfermedades raras, Ward destaca el compuesto ASO-HTT, un medicamento antisentido para la enfermedad de Huntington diseñado para reducir la producción de todas las formas de la huntingtina (HTT), y risdiplam, para la atrofia muscular espinal, un medicamento de administración oral “con el que hemos obtenido resultados prometedores, especialmente en niños, en los que se observa que mantienen signos de autonomía que de otra manera no hubieran podido obtener. También hemos cosechado buenos resultados con Kadcyla -trastuzumab emtansine- para cáncer de mama HER2 positivo que no ha respondido a la cirugía”.
España, en el G-8
En cuanto a la filial española de Roche, Ward sostiene que su peso es tal que integra el grupo de las ocho más importantes para la multinacional, sin contar Estados Unidos. “Decidí que tendría a los ocho países más importantes reportándome directamente e incluí en ese grupo a España, junto a China, Brasil, Canadá, Italia, Francia, Reino Unido y Alemania. El objetivo es que trabajen muy cerca de los equipos globales en el desarrollo de medicamentos y de las estrategias que los acompañan”.
Por su peso en ese desarrollo de medicamentos, y actividad en ensayos clínicos, España es una de las primeras filiales del grupo, por detrás de Estados Unidos. “En una compañía impulsada por la innovación -concluye el directivo de Roche-, los ensayos clínicos son fundamentales; no es una actividad en la que se puedan correr riesgos. Que España sea uno de los mayores países para nuestra compañía en este ámbito revela que la multinacional reconoce la calidad de sus instituciones, universidades y hospitales”.
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