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Reducir las emisiones de CO2 costaría la mitad de lo que generaría en beneficios para la salud

«El cambio climático no es solo una factura que deberán pagar las generaciones venideras, sino que se está pagando ya ahora a través de la salud de las personas. Es un imperativo moral que los países dispongan de los recursos necesarios para luchar contra el cambio climático y salvaguardar la salud actual y futura». Con esta rotundidad ha presentado, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) un nuevo informe sobre el Impacto en la Salud del Cambio Climático, realizado por la OMS a partir de una encuesta a 101 países. 

La fotografía de la OMS muestra que “salvaguardar la salud humana de los efectos del cambio climático es más urgente que nunca, pero la mayoría de los países no están cumpliendo plenamente con sus propios planes para lograrlo”. Y es que según los datos de la encuesta, “la mitad de los países han desarrollado una estrategia o plan nacional  sobre cambio climático pero únicamente el 38% de ellos cuenta con recursos financieros para ejecutar aunque solo sea parcialmente su estrategia nacional, y menos del 10% destina 

En concreto, el 48% de los países han llevado a cabo una evaluación de los riesgos climáticos para la salud pública. Y entre los riesgos más comunes que han señalado figuran  “el estrés térmico, las lesiones o la muerte causados por fenómenos meteorológicos extremos, y las enfermedades de transmisión vectorial, alimentaria o hídrica (como por ejemplo el cólera, el dengue o el paludismo)”. Sin embargo, según el informe de la OMS alrededor del 60% de estos países informan de que “los resultados de las evaluaciones han tenido poca o ninguna influencia sobre la asignación de recursos humanos y financieros para cumplir con las prioridades que se han fijado en los esfuerzos de adaptación para proteger la salud. La incorporación de la salud en los procesos nacionales e internacionales relacionados con el clima podría ayudar a obtener los fondos necesarios“, reflexiona el informe de la OMS.

La encuesta reveló además, más del 75% de países refirió la falta de información sobre las oportunidades de acceder a fondos destinados a la lucha contra el cambio climático, más del 60% citó desconexión de los agentes en la esfera de la salud con los procesos de financiación, y más del 50% falta de capacidad para preparar propuestas. 

El sector sanitario es uno de los cinco que más a menudo se señalan como vulnerables al cambio climático pero ello no se ha traducido en los niveles de ejecución y apoyo que serían necesarios, concluye la OMS. Y eso, pese a que “los esfuerzos realizados hasta la fecha han demostrado que el valor de los beneficios para la salud derivados de la reducción de las emisiones de carbono duplicaría aproximadamente el coste de la aplicación de estas medidas a nivel mundial, y que el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París únicamente en lo relativo a la reducción de la contaminación atmosférica podría salvar cerca de un millón de vidas al año en todo el mundo de aquí a 2050″.

Sin embargo, muchos países no son capaces de aprovechar este potencial, explica el informe.  La encuesta muestra que menos del 25% de los países cuentan con mecanismos de colaboración claros entre el sector de la salud y los sectores que más influyen en el cambio climático y la contaminación atmosférica: el transporte, la generación de electricidad y la energía doméstica. Los beneficios para la salud que se obtendrían como resultado de la reducción de las emisiones de carbono rara vez se tienen en cuenta en los compromisos nacionales relacionados con el clima, como lo demuestra el hecho de que solo una quinta parte de las contribuciones determinadas a nivel nacional mencionan la salud en el contexto de la reducción de las emisiones, y solo una de cada diez menciona los beneficios esperados en la esfera de la salud.

La española Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS explica al respecto que “para que el Acuerdo de París sea un instrumento eficaz en la protección de la salud de las personas, es preciso que desde todos los niveles del gobierno se dé prioridad a la mejora de la resiliencia de los sistemas de salud ante el cambio climático, y cada vez son más los gobiernos nacionales que apuntan claramente en esa dirección». 

En su opinión, “si la salud fuera tenida en cuenta de manera sistemática en las contribuciones determinadas a nivel nacional  el Acuerdo de París podría llegar a ser el acuerdo internacional más importante del siglo en la esfera de la salud”.

No obstante, existen desajustes que es preciso abordar urgentemente. Por un lado, según la OMS “hay que lograr que los países pongan en práctica los planes que elaboran, para lo cual se deben adoptar medidas dirigidas a eliminar los obstáculos que se lo impiden, como por ejemplo asegurarse de que el sector de la salud participe en los procesos de lucha contra el cambio climático y velar por que los países cuenten con la capacidad y el apoyo requeridos para acceder a la financiación que necesitan”.

Y por otro, “hay que integrar la salud en los procesos de toma de decisiones que afectan a la reducción de las emisiones de carbono y otros objetivos en materia de sostenibilidad, y tener en cuenta los beneficios para la salud que se derivan de la adopción de medidas relacionadas con el clima”.  

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