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Inhabilitación de 6 meses por operar la rodilla equivocada

El juzgado de lo penal número 1 de Avilés, en Asturias, ha condenado a seis meses de inhabilitación y tres meses de prisión al traumatólogo que realizó una artroscopia de la rodilla derecha a una paciente, aduciendo que fue lo que ella le indicó en el quirófano, cuando lo programado y prescrito era intervenir la rodilla izquierda, por no haber contrastado la información que refería la paciente con lo establecido en las fichas documentales del caso.

El objeto de debate se ha centrado en la entidad de la imprudencia cometida por el facultativo, pues el acusado reconoció haber cometido un error, si bien, achacando parte de esa responsabilidad a la paciente, quien, según él, le insistió en que la operación debía efectuarse en la rodilla derecha, en vez de en la izquierda, que es la que estaba prescrita.

El médico debió cerciorarse de modo fehaciente de que los datos recogidos eran los correctos

La sentencia es contundente al señalar que con independencia de que la técnica empleada sea más o menos invasiva, o que se trate de una operación de efecto paliativo o no, habida cuenta de las características físicas que presentaban las dos rodillas de la paciente y ambas con signos de artrosis degenerativa, “lo que está claro y resulta evidente es que la paciente no tenía que ser intervenida de dicha rodilla en ese momento”.

Con lo que fue sometida a “una intervención innecesaria, teniendo que postergar la operación que sí era precisa y que sí estaba prescrita, con los consecuentes dolores y sufrimientos que la rodilla izquierda le suponían a la paciente, con el añadido de pasar por una recuperación de la rodilla derecha que no debió ser intervenida en ese momento”, recogiendo así los argumentos de la paciente que ejerció la acusación particular y representada por el letrado José Antonio Quince Fanjul.

El acusado, durante el interrogatorio, se refirió a que se encontraba en una especie de “encrucijada”, pues hiciera lo que hiciera sabía que le iban a denunciar, según recoge la sentencia, argumento que lleva a la jueza a considerar que había “razón de más para extremar las precauciones”.

Los testigos de la defensa avalaron ser cierto que la paciente manifestó que la rodilla a operar era la derecha

Si el cirujano ni siquiera estaba seguro de haber “copiado” bien la información recibida, al haber alegado él mismo, explica la jueza, que “muchas veces hace un corta y pega de la información médica recibida, pudiendo existir errores a la hora de volcar los datos recibidos de otro centro, debió cerciorarse de modo fehaciente de que los datos recogidos eran los correctos, pues tenía a su disposición el historial médico y toda la información necesaria para tal fin a escasos metros del quirófano”.

El hecho de que el traumatólogo ante la insistencia de la paciente interviniese la rodilla derecha resulta “de todo punto imprudente”, al ser consciente de que en toda la documental médica e incluso en la entrevista previa realizada a la propia paciente quedase claro que el objetivo de la intervención era la rodilla izquierda.

De hecho la jueza considera ante la contradicción de lo planteado por la paciente y lo recogido en la documentación “bien poco le habría costado contrastar esa información, pues una artroscopia, por muy sencilla que resulte, supone una intromisión en la integridad física de la paciente que no tiene por qué tolerar, máxime cuando no estaba siquiera prevista”.

El acusado alegó en su defensa que una vez inició la artroscopia, al apreciar que la rodilla derecha “estaba dañada”, decidió limpiarla y quitar un trozo de menisco que estaba afectado, alegando que a la paciente no se le hizo “ningún daño”, puesto que ambas rodillas estaban igual, ambas tenían artrosis degenerativa y, tarde o temprano, habría que intervenirla.

Sin embargo, la sentencia resalta que de toda la documental médica aportada y que consta en la causa, la rodilla que precisaba ser intervenida era la izquierda, “no ambas, al menos en ese momento“.

Además de en las pruebas periciales y testificales la sentencia se basa en la documentación aportada, que incluye informe clínico de seguimiento y derivación para artroscopia de rodilla izquierda, así como lo recogido en la historia clínica y en el formulario de hospitalización, donde consta siempre que el objetivo era artroscopia de la rodilla izquierda.

La paciente alegó que si en algún momento fue ella quien dijo que la rodilla a operar era la derecha “lo diría de forma totalmente inconsciente porque ni siquiera lo recuerda“.

Los testigos de la defensa avalaron ser cierto que la paciente manifestó que la rodilla a operar era la derecha, motivo por el que el quirófano se preparó “respetando” la lateralidad que la paciente manifestó, sin hacer ninguna otra comprobación al respecto y fiándose cien por cien de lo que ella les dijo.

Cuando el cirujano accedió al quirófano y vio que la pierna que “está preparada” para operar es la derecha se sorprendió y volvió a preguntar. No obstante al final y pese a que lo que tenía anotado, lo que había hablado en la entrevista previa con la paciente y lo que constaba en la historia clínica de manera detalla eran los padecimientos de la rodilla izquierda, y así constaba en las fichas informativa “decide intervenir la rodilla derecha, con una total dejación de funciones, en vez de asegurarse de lo que iba a realizar, teniendo como tenía a su disposición toda la información clínica y médica necesaria para tomar una decisión”.

Los hechos probados son así considerados constitutivos de un delito de lesiones por imprudencia profesional, que en este caso es valorada como grave, previsto y penado en el código penal.

Para el establecimiento de la pena tiene en cuenta la jueza el desenvolvimiento de los hechos, las circunstancias que rodearon la causa y la actuación posterior del acusado, quien asumió su error desde un principio, así como la ausencia de antecedentes penales; motivos por los se estima que los hechos tienen gravedad suficiente como para imponer la pena en su extensión mínima.

Los forenses del caso señalaron que la paciente invirtió 153 días “en alcanzar su completa sanidad”, contados desde la operación en la rodilla derecha, hasta la finalización del proceso de rehabilitación pautado y realizado. Así mismo explicaron que las secuelas son de carácter leve y no apreciaron perjuicio estético, ni daño moral. En consecuencia se establece una indemnización de 8.750 euros.

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