En el año 2013 la Fundación Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de Barcelona puso en marcha un programa social, Miradas Felices, a través del cual se visitan las escuelas de zonas con riesgo de exclusión social para revisar de forma gratuita la visión de los más pequeños y ofrecerles tanto gafas como tratamientos en caso necesario.
PREGUNTA. ¿En que consiste el programa?
RESPUESTA. Nosotros nos desplazamos a los colegios y allí visitamos a todos los niños de entre 3 y 5 años. Aunque si algún profesor nos indica que algún niño mayor podría tener problemas de visión también se le hace la revisión. La idea es hacer un diagnóstico precoz de las patologías oftalmológicas más frecuentes en la infancia, que son el ojo vago, los defectos de refracción y el estrabismo. Si vemos que algún niño tiene problemas, llevamos también gafas y se las probamos. Luego estas se entregan a una óptica que colabora con nosotros y en un mes están las gafas en el colegio para los niños. Esto lo hacemos dos veces al año para poder llevar un control. Y si alguno tiene un patología quirúrgica, se deriva al IMO donde los operamos sin cobrarles.
P. Así que hay una gran implicación por parte de la Fundación IMO con las escuelas…
R. Sí, claro. No se trata solo de llegar y dejar allí las gafas. Eso creo que no funcionaría. Les hacemos un seguimiento hasta que los niños se van del colegio. Ahora mismo llevamos niños que hace seis años que los estamos visitando y hemos visto cómo ha ido mejorando su visión.
“El programa de revisiones lo empezamos en Badalona y ahora estamos haciendo unas veinte campañas al año”
P. ¿Habéis crecido mucho en estos seis años?
R. Empezamos en Badalona, en el barrio de San Roque, donde continuamos haciendo visitas. Pero ahora ya estamos yendo también a Ciudad Meridiana y Nou Barris, en Barcelona. Y además visitamos el barrio de Bona Vista en Tarragona, y acudimos a Lérida, Terras y Hospitalet. También visitamos colegios de Carabanchel, en Madrid, el único destino que hacemos por ahora fuera de Cataluña. Van contactando con nosotros a través de entidades y colegios de las diferentes zonas y, a medida que es posible, vamos ampliando el programa. Ahora mismo estamos haciendo unas 20 campañas al año.
P. ¿Supone mucho tiempo de dedicación?
R. Al ser dos visitas al año por escuela intentamos juntarlo todo al principio y al final de curso, pero a veces vamos a tope. Entre septiembre y diciembre es la primera visita y luego entre abril y junio hacemos la segunda. Y aunque todo lo concentramos en estas dos visitas, el resto del año vemos a los niños que necesitan un seguimiento más continuo, pero eso ya lo hacemos en las instalaciones del IMO, no nos desplazamos a las escuelas. Esto requiere por nuestra parte que tengamos que compactar agendas, pero es algo que merece mucho la pena.
P. Aparte de vuestro tiempo, también hay un esfuerzo económico. ¿Cómo financiáis el programa?
R. Cuando empezamos lo hicimos con la ayuda de la Obra Social ‘la Caixa’, que estuvo colaborando varios años con nosotros y fue importante en el arranque. Ahora ya no nos ayudan, pero decidimos seguir con el programa. Contamos con las donaciones de algunos de nuestros pacientes, y también a través de otras iniciativas para recaudar fondos.
P. Habéis anunciado un concierto ‘solidario’…
R. Sí, el próximo jueves 27 de junio, a las 21:00 horas en la Sala Luz de Gas de Barcelona habrá un concierto que forma parte de ‘MIRArte’, el programa cultural de la Fundación IMO. Será a cargo del grupo LegEnd y los fondos se destinarán a este programa. También hemos organizado representaciones teatrales, un concierto de góspel y una lectura colectiva el día de San Jordi.
“Hay patologías como el ojo vago que si las coges a tiempo en los niños pequeños son muy fáciles de curar”
P. ¿Qué fue lo que le decidió a implicarse en este programa?
R. En primer lugar, la idea de salir de la clínica y visitar a los niños directamente en el colegio. Eso me motivaba mucho porque siempre que rompes las rutinas es algo positivo. Y luego que te retribuye muchísimo ver que el trabajo que estás haciendo funciona. Por eso es tan importante el seguimiento que hacemos, porque podemos ver cómo van mejorando y al final sabes que si no fuera porque has ido tú, esos niños a lo mejor hubieran tardado más en ir al oftalmólogo y su situación sería peor.
P. ¿Por qué precisamente trabajar con los más pequeños?
R. Veíamos que en estos barrios con más riesgo de exclusión social falta una cultura de la prevención oftalmológica de los niños y esto puede suponer un problema importante. Hay patologías como el ojo vago que si las coges con tiempo en los primeros años de vida son muy fáciles de curar. Basta un parche y unas gafas y lo tienes resuelto. Pero cuando se detecta de forma tardía es muy complicado, ya no hay la plasticidad cerebral suficiente y a veces no es posible recuperar la visión. Por eso quisimos visitar a los más pequeños.
P. ¿Y obtienen resultados?
R. Aunque al principio en determinados colectivos es cierto que es difícil que acepten las gafas, con el tiempo y a base de insistir vemos que va calando el mensaje. En las escuelas que llevamos más tiempo visitando ves cómo la población de la zona lo ha integrado y funciona mejor. Ya son los propios padres los que vienen para que les hagamos la revisión a sus hijos. Y los niños llevan mucho mejor las gafas porque ven a más niños con ellas.
P. ¿Puede llegar a afectar al rendimiento escolar un problema oftalmológico?
R. Los profesores nos lo dicen mucho. Que hay niños que antes tenían por despistados, que no atendían, y que cuando les ponemos las gafas experimentan un cambio de actitud muy importante. Pasa en todas las edades. Por eso cuando el profesor sospecha que un niño mayor no ve bien también nos lo remite para que descartemos que no necesita corrección óptica. Antes de considerar otras cuestiones, en los niños que en el colegio tienen dificultades debería valorarse que no tengan un problema oftalmológico.
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