La lucha contra el VIH acumula más de 30 años de labor en nuestro país. Tres décadas que han tenido como común denominador un continuo y fructífero avance frente al virus, que pasó de ser un sinónimo de muerte segura a estar considerada una enfermedad con la que -con una correcta adherencia terapéutica y el consiguiente control médico- se puede llegar a convivir con una aceptable calidad de vida.
Estos avances han sido posibles gracias a la significativa labor desarrollada por los profesionales sanitarios implicados en la investigación y en el abordaje clínico del VIH, profesionales que seguimos trabajando con el objetivo de mejorar y simplificar los tratamientos disponibles, ejercer un mayor control sobre los efectos de la infección y de sus comorbilidades, o incrementar las medidas de prevención y diagnóstico precoz, ámbitos en los que es necesario articular nuevas estrategias, a tenor de los casi 4.000 nuevos casos que se detectan cada año.
Y todo ello mientras seguimos trabajando en la consecución de una cura funcional, propósito sobre el que están perseverando -y, dicho sea de paso, con resultados satisfactorios- diversos grupos de investigación españoles compuestos en su práctica totalidad por miembros de GeSIDA, que aglutina a los expertos en VIH de nuestro país.
Sobre todos estos frentes vamos a seguir insistiendo desde nuestro Grupo de Estudio, conscientes de que el virus del SIDA es un enemigo que todavía no conocemos en su plenitud, y que precisa, ahora más que nunca, de una apuesta decidida que puede ser la antesala del fin de la epidemia en próximas décadas.
“España está a la cabeza del mundo en producción de literatura científica sobre investigación y abordaje clínico del VIH”
Con la vista puesta en el futuro, no podemos olvidar el camino emprendido allá por los años 80, un camino que no ha sido fácil, en el que hemos tenido que ir aprendiendo prácticamente de la nada -nos enfrentábamos a una enfermedad desconocida- para dar la mejor respuesta a nuestros pacientes. Por fortuna, este proceso nos ha deparado unas enriquecedoras enseñanzas, recogidas hoy día en una amplia literatura científica -España forma parte del top ten de países más prolíficos en este sentido-, que pueden ser aplicadas no sólo a la lucha contra esta infección, sino a otras muchas patologías crónicas.
A nadie le cabe duda de que la cronicidad es uno de los grandes retos a los que se enfrenta nuestro sistema sanitario, por lo que son necesarias propuestas que permitan adaptarlo de forma óptima a las necesidades en materia de salud que plantea una población en constante evolución.
Vínculos de colaboración
Ante este reto, los profesionales que formamos el corpus del Sistema Nacional de Salud estamos en una posición clave para aportar soluciones factibles y fácilmente aplicables. Propuestas que nacen de la experiencia y del análisis riguroso de la realidad y que favorecerían una mayor calidad asistencial. En este sentido, tenemos la certeza de que sería positivo estrechar vínculos de colaboración entre compañeros de atención hospitalaria y primaria –como ya hemos empezado a plantear junto a la Semfyc-, con el fin de mejorar cuestiones como el abordaje de comorbilidades, las necesidades que plantea el envejecimiento de nuestros pacientes, u otras cuestiones de interés capital, como son la prevención o el diagnóstico precoz.
“Hay que estrechar la colaboración entre primaria y hospitalaria en aspectos como la prevención y el diagnóstico precoz”
Y esto tan sólo en el ámbito del VIH. El bagaje acumulado en estas tres décadas de labor supone un rico poso de conocimiento aplicable a otras muchas patologías crónicas, que, en su abordaje, presentan profundas similitudes a la realidad que plantea actualmente el virus del SIDA en aquellos pacientes correctamente tratados.
Establecer protocolos de actuación conjunta, circuitos de atención compartida, historia clínica compartida o herramientas de comunicación entre niveles asistenciales son propuestas exportables a diversos ámbitos médicos, que nacen del planteamiento y el empuje de los propios profesionales sanitarios, y que tendrían un coste mínimo de aplicación en las estructuras del propio SNS.
Aunque para perpetuar la experiencia y expandir el conocimiento generado en todos estos años, para asegurar que se mantengan estándares de máxima calidad conseguidos hasta la fecha, desde GeSIDA consideramos esencial obtener el respaldo que representa el reconocimiento de una especialidad médica propia, que asegure la renovación asistencial y la continuidad de la labor emprendida hace ya tres décadas. Sólo así conseguiremos que no caiga en saco roto lo que nos ha enseñado la lucha contra el VIH.
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