Una vieja máxima dice que la tuberculosis se curará antes desde la facultad de Economía que desde la de Medicina. Lo cierto es que en el más de millón y medio de muertes anuales -en 2017, 1.850.000 de personas, según la Organización Mundial de la Salud- es fácil seguir el rastro de la pobreza y la marginalidad. Es en los países desfavorecidos donde más presente está la tuberculosis (TB), así como en los estratos más deprimidos dentro de los países desarrollados. Junto al ineludible compromiso socioeconómico para atajar las infecciones, desde el punto de vista científico no faltan propuestas en el diagnóstico, tratamiento y prevención.
En España, las cifras de la tuberculosis (TB) “si bien han mejorado mucho en los últimos años siguen siendo superiores a las de nuestro entorno económico y geográfico”, recuerda a DM Javier García Pérez, responsable de la Unidad de TB de Alta Complejidad en el Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid: “Cada año se diagnostican entre 4.500 y 5.000 nuevos casos de TB, y entre el 25 y el 30% se producen en población inmigrante; esta cifra se encuentra a nivel nacional, pero en las grandes ciudades asciende a casi el 50%”. En cambio, la TB multirresistente se presenta en nuestro país de forma equiparable a los países similares: unos 40 casos anuales.
Desde hace años, los especialistas advierten de la amenaza que constituye la TB con resistencia a antibióticos. El tratamiento es mucho más complejo y costoso, con fármacos asociados a peores efectos secundarios;y a medida que se suman resistencias se ensombrece el pronóstico.
Para tratar las formas de TB multi-fármacorresistente (TB-MDR) hace un par de años se propuso el llamado régimen Bangladés, más corto -de nueve a doce meses- que el tratamiento clásico -de 21 meses-, y se basa en la administración durante varios meses iniciales de un inyectable que suele ser kanamicina, moxifloxacino a altas dosis, clofazimina, isoniazida también a altas dosis, etambutol, pirazinamida y otro fármaco que puede ser protionamida o linezolid; el tratamiento se completa con cuatro de estos siete fármacos. “Está indicado en pacientes con TB-MDR que nunca han sido tratados previamente y con sensibilidad a las quinolonas y a los inyectables”, apunta García Pérez, uno de los autores de la recomendación que la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) presentó sobre este esquema terapéutico en Archivos de Bronconeumología. Y, recientemente, The New England Journal of Medicine ha publicado los resultados del ensayo en fase III Stream, que confirman la eficacia del régimen corto, equiparable a la obtenida con el convencional.
En España, se diagnostican unos 5.000 nuevos casos de TB, cifras superiores
a las de países similares de nuestro entorno
No obstante, el esquema Bangladés sigue siendo un extenso cóctel de comprimidos que puede suponer unas 14 ó 16 pastillas diarias, además de las inyecciones, todo un reto para los colectivos que no cuentan con un entorno favorecedor de la adherencia terapéutica. Por ello, afirma García Pérez, también secretario general de la Red TBS, “la OMS está trabajando en una alternativa algo más larga pero que incluye solo cinco fármacos orales, y en la que entrarían los nuevos medicamentosbedaquilina y delamanida”. Esa alternativa, empleada en la multirresistencia cuando ya no hay sensibilidad ni a inyectables ni a las quinolonas, podría ser en el futuro también el esquema terapéutico de la TB sensible.
Con el objetivo de disponer de tratamientos más simples, otras aproximaciones en estudio consisten en modular las formas de administración de los antibióticos para hacerlos más efectivos. Un grupo de científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha presentado en Science Translational Medicine un dispositivo de liberación controlada de fármacos contra la TB que se coloca mediante un tubo nasogástrico en el estómago.
Otro trabajo publicado recientemente, de un equipo multicéntrico de investigadores del Ciber (de Enfermedades Respiratorias y de Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina), propone un sistema de nanopartículas para vehiculizar la rifampicina, con el que llegan más dosis del fármaco a la micobacteria acantonada en los macrófagos alveolares.
Uno de los grupos implicados en este estudio, dirigido por José Antonio Domínguez y Cristina Prat, en el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol, tiene en marcha otra línea de investigación para optimizar el diagnóstico de la TB. Buscan un marcador metabolómico en orina, un conjunto de metabolitos, que sería de especial utilidad en países con alta incidencia de la enfermedad, donde la detección suele estar lastrada por una insuficiente infraestructura sanitaria. Domínguez recuerda además el interés especial de este tipo de prueba en los niños, en los que es difícil recabar la muestra de un esputo.
La OMS trabaja en el diseño de un esquema terapéutico, con fármacos orales, que podría servir en las formas sensibles y en las resistentes
Junto a la optimización del diagnóstico y el tratamiento, una vacuna de amplia eficacia resultaría esencial. La centenaria BCG, a partir de una cepa atenuada de Mycobacterium bovis, confiere protección muy limitada contra las formas pulmonares, responsables de la transmisión. Entre las diferentes candidatas de vacunas profilácticas para mejorarla, Mtbvac es la primera y única basada en una cepa de Mycobacterium tuberculosis atenuada que está en evaluación clínica; ha sido diseñada por el grupo de Carlos Martín, en la Universidad de Zaragoza. “Estamos a la espera de la publicación de resultados del ensayo clínico en fase 1B de bebés que finalizó en Sudáfrica. En enero empezó la fase 1B/2A en adultos en Sudáfrica, y un mes después en bebés con un proyecto Edctp europeo que coordina Biofabri, aglutinada ahora en la biotecnológica pontevedresa Zendal (el nombre de la enfermera gallega que participó en la expedición de la vacuna de la viruela)”, recuerda Martín, quien confía en que en dos años estará determinada la dosis y se podrán iniciar los estudios de eficacia.
¡Es el momento!, el lema de la OMS en el Día Mundial de la TB
¡Es el momento! ha sido el lema elegido por la OMS para el Día Mundial contra la TB que se celebra el 24 de marzo, con el que se marca la urgencia de poner fin a la enfermedad infecciosa más letal. La OMS quiere conseguir en 2035 un 95% de reducción en el número de muertes por tuberculosis (comparadas con 2015) y un 90% de reducción de la incidencia (< 10/100.000). Para ello, los expertos coinciden en la necesidad de contar con apoyo financiero que impulse los avances médicos y científicos, pero también con medidas sociosanitarias para actuar sobre los colectivos más desfavorecidos, con las que contribuir a potenciar el desarrollo económico de los países golpeados por la TB y a disminuir la desigualdad social y económica dentro de los países.
Con ese espíritu nació la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS), que aglutina a entidades públicas y privadas y a diferentes colectivos profesionales, y cuya labor cuenta con el reconocimiento de la OMS.
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