La vocación por la traumatología le viene de lejos: de cuando con catorce años de edad le entablilló una pata fracturada a su gato. Lo hizo con las maderas de helados de palo. Hoy, con cerca de veinte años de dedicación, nos ofrece “perlas de conocimiento traumatológico” en su divertido blog Mirandatrauma.com y en su reciente libro, el primero.
PREGUNTA. ¿A qué me suena el título de su libro…?
RESPUESTA. A la canción de Alaska y Los Pegamoides, claro. Un título pegadizo, que escogió una compañera instrumentista de quirófano. Y bailar, que de eso va la melodía, es una de las actividades más saludables. Más que la natación para prevenir la osteoporosis, por ejemplo.
P. ¿Qué le llevó a hacer un blog divulgativo sobre traumatología y luego a escribir este libro?
R. En mi hospital se da la circunstancia de que ya existían dos blogueras, una neuropediatra y una internista, que me animaron. Diariamente, en la consulta de cualquier especialista, ofrecemos mucha información a los pacientes sobre sus dolencias y decidí hacerlo también en la red. Un día colgué un artículo en Facebook sobre el calzado infantil óptimo y fue un boom entre las compañeras. Ahí comenzó el blog, que ya lleva unos tres años y muchas entradas, y el blog condujo al libro, un encargo editorial a partir del interés de una lectora.
P. En la introducción ya advierte de que se trata de una obra “para mujeres”. ¿Qué hay de nuestras dolencias y achaques traumatológicos?
R. Ya sé que algunos varones tenéis meniscos, fascitis plantar, dolor lumbar… La orientación femenina es una recomendación editorial, pero el contenido es para todos los que poseen aparato locomotor.
“Hay que eliminar los zapatos de tacón alto: cargan el 60-80% del peso en la zona de las almohadillas”
P. ¿En qué medida hay lesiones traumatológicas más femeninas o masculinas?
R. Los hombres son más proclives a accidentes domésticos, deportivos y de tráfico de alta energía, más severos, sobre todo entre los 15 y 35 años. Y las mujeres que se dedican a la limpieza doméstica y al rol de cuidador, por ejemplo, padecen más tendinitis de antebrazos y túnel carpiano, además de más artrosis del pulgar, rizartrosis. Aparte, muchas mujeres también sufren lesiones por los complementos de vestir, zapatos y bolsos. Los zapatos de tacón alto son un enemigo que hay que eliminar: cargar el 60-80 por ciento de nuestro peso en la zona de las almohadillas es cambiar las cargas de fuerza en rodillas y columna, y abrir la puerta a dolores de pies, rodillas, meniscos y lumbares; y en cuanto a los bolsos de gran lastre, a sobrecargas musculares de hombros y trapecios.
P. Dedica un capítulo al kamasutra traumatológico…
R. Es una sección un tanto desvergonzada pero de gran utilidad para cuarentones y cuarentonas -entre las que me incluyo- y más allá. Analizo la biomecánica de las posturas sexuales más habituales y, en función de las dolencias, distingo entre las más convenientes y las contraindicadas. Esto vale para el dolor lumbar, que puede ser discal o facetario y aparecer en extensión o flexión. También para los portadores de prótesis de cadera, que deben tener un cuidado exquisito al mantener relaciones. La cadera se puede luxar y pueden acabar pasando de nuevo por el quirófano.
P. Otro capítulo se titula ‘Medicina basada en la evidencia. ¡Paparruchas!’. ¿Es una crítica a la MBE?
R. No, pero en ocasiones la MBE, a los traumatólogos, nos ata las manos. En dolor lumbar, por ejemplo, los ensayos aleatorizados y las revisiones Cochrane nos dicen que los analgésicos y antinflamatorios no muestran superioridad estadísticamente significativa, que si no hay factores de riesgo hay que esperar dos semanas a hacer una radiografía y que el paciente debe tranquilizarse, haciendo meditación o yendo al psicólogo. No me imagino diciéndole al paciente que no le vamos a hacer una radiografía, que no le voy a prescribir analgésicos o AINE y que se tranquilice…Cosas de la significación estadística. Y otro tanto pasa con la artrosis de rodilla: no se ha demostrado el beneficio de los suplementos con glucosamina, y los antinflamatorios no se pueden prescribir de manera prolongada por posibles efectos gastrolesivos y por su riesgo cardiovascular. Entonces, ¿cómo tratamos a estos enfermos?¿Pasamos directamente a la prótesis?
“Dentro de la casuística mundial, las lesiones con cuchillos jamoneros son muy españolas”
P. Algo parecido podría decirse de la relación entre los cambios de tiempo y el dolor de huesos…
R. Lo abordé en el blog y hubo muchas críticas. Como traumatóloga debo decir que en la literatura hay estudios que la confirman y otros que la niegan, pero como paciente con dolor en una rodilla reconozco que esa relación existe.
P. Leo en su blog que cada año hay unas 57.000 lesiones en España al cortar jamón…
R. Es evidente que muchos tienen una mala técnica al cortarlo y que no utilizan guantes metálicos de protección. Sobre todo en Navidad, los traumatólogos de guardia estamos acostumbrados a esos cortes, que a veces suponen auténticos destrozos en tendones de los dedos pulgar e índice. Sin indagar demasiado, nos queda sonreír al lesionado y preguntarle si salió bueno el jamón… Dentro de la casuística mundial, son lesiones autóctonas, muy españolas.
P. Por último, ¿su próximo libro será sobre traumatología para varones?
R. Estoy abierta a todo, sea sobre traumatología de varones o de niños. Por el momento, como me gusta escribir, estoy con una novela romántica. Ahí los dolores son otro cantar.
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