Ads 468x60px

Sample Text

Archivo del blog

Download

En defensa de la Ilustración

El libro En defensa de la Ilustración de Steven Pinker (publicado en España por Paidós) rebosa optimismo, muy necesario en estos tiempos grisáceos. La Gran Recesión que hundió la economía mundial entre los años 2008 y 2015 ya nos había dejado muy tocados y luego se siguió en muchos países de un auge del populismo, con una polarización de las ideologías que alimentan una sensación de inestabilidad política y económica y de incertidumbre e incluso pesimismo frente a lo que pueda estar por venir.

 

Objetivamente, sin embargo, el mundo está hoy mejor de lo que nunca ha estado, como muestra Pinker presentando no opiniones sino datos y hechos. La humanidad ha logrado progresar de forma espectacular en la mayoría de indicadores de bienestar. La esperanza de vida media al nacer en el mundo se ha duplicado desde el comienzo del siglo XX hasta nuestros días y la esperanza de vida a cualquier edad es hoy también mucho mayor que hace unas décadas o, por supuesto, siglos. La economía crece (el producto bruto mundial se multiplicó por 100 en los últimos ciento cincuenta años) y el porcentaje de la población mundial en situación de pobreza extrema -personas que viven con menos de 2 dólares al día- es hoy el 10% frente al casi 80% en el año 1900. El mundo es en nuestros días un lugar más seguro y pacífico -continúa Pinker mostrando gráficos y datos- que nunca antes, también más democrático y con mayor igualdad de derechos entre distintos segmentos de la población (aunque no es posible pasar por alto del hecho de que a pesar de todo el progreso logrado aún pervive la mayor de las discriminaciones históricas, la que todavía hoy tolera que la mujer no tenga el mismo estatus social y las mismas oportunidades que el hombre). El avance del conocimiento en cualquier rama de la ciencia en los últimos cien años ha sido magnífico y se ha traducido en tecnologías que mejoran la calidad de vida y que democratizan el acceso a la información y a la comunicación.

 

Vivimos tiempos en los que parecen florecer de nuevo los valores ilustrados de razón, ciencia, humanismo y progreso. Todo lo que no está prohibido por las leyes de la Naturaleza, dice David Deutsch, es asequible si se tiene el conocimiento adecuado. Y dado que el conocimiento está creciendo, en algunas disciplinas a ritmo exponencial, habría que ser optimistas respecto a lo que la humanidad podrá lograr en las próximas décadas en, por ejemplo, el área de la salud. Quizá aún más años de vida y con mayor calidad de vida, mediante el progreso de las ciencias y tecnologías médicas y avances en otros determinantes del estado de salud de poblaciones e individuos.

Parecen florecer de nuevo los valores ilustrados de razón, ciencia, humanismo y progreso

Ante tanto optimismo, los datos que recientemente han publicado el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud ofrecen un contrapunto: la mitad de la población mundial (¡más de 3.750 millones de personas!) no tiene aún acceso a servicios sanitarios básicos y más de 100 millones de personas entran en situación de pobreza extrema cada año en el mundo por gastos relacionados con el cuidado de sus enfermedades.

 

En estos tiempos atrevidos y optimistas, tiempos de Internet, de coches auto-conducidos, de misiones para colonizar Marte, paradójicamente aún no somos capaces de satisfacer necesidades tan básicas como el acceso a cuidados sanitarios para gran parte de la humanidad. El proyecto Cobertura Universal de Salud que están impulsando en los últimos años agencias internacionales como la OMS y el Banco Mundial tiene como objetivo cubrir esta gran brecha en el acceso a la sanidad. En esta era digital y de universalización de las telecomunicaciones, en la que ya hay más líneas de telefonía móvil que habitantes tiene el mundo, los nuevos modelos de prestación remota de servicios sanitarios, especialmente aquellos que utilizan el móvil, dispositivo hoy casi ubicuo, como punto de entrada al sistema, pueden revolucionar el grado de disponibilidad y de asequibilidad de servicios sanitarios básicos, educativos, preventivos y asistenciales. La sanidad digital, así, no puede seguir siendo considerada como algo exótico, como la guinda del pastel que permite video-consultas y monitorización remota de pacientes utilizando tecnologías que parecen mágicas. No, la telemedicina es mucho más que eso. Es un nuevo canal de asistencia que puede facilitar el acceso a servicios básicos para la mitad de la población mundial que aún carece de ellos (y que también puede lograr una gran mejora en la accesibilidad efectiva de los sistemas sanitarios para la otra mitad… pero ese es asunto para otra columna).

The post En defensa de la Ilustración appeared first on Diariomedico.com.



from Diariomedico.com https://ift.tt/2MSj7Jl