La Organización Mundial de la Salud (OMS) está estudiando un informe de su director general, Tedros Ghebreyesus, sobre fármacos oncológicos, en el que analiza las políticas de precios, la transparencia y el impacto en el acceso y equidad en el mercado medicamentos para tratar el cáncer. Según concluye, la progresiva y creciente aparición de terapias oncológicas que apenas mejora supervivencia y calidad de vida obliga a reevaluar el análisis de los beneficios de los nuevos fármacos. El análisis se está llevando a cabo en la 144 Reunión del Consejo Ejecutivo.
El informe reconoce que las aproximaciones actuales para gestionar el precio de los nuevos medicamentos para cáncer “no han derivado en resultados acordes con los objetivos políticos y económicos”. La OMC hace hincapié en el manejo de las terapias dirigidas, “muchas de las cuales han demostrado mejoras sustanciales en resultados de salud, con ganancias en supervivencia, calidad de vida y modelo de atención al paciente”. Pero matiza que no siempre es así: “La literatura indica que una considerable proporción de terapias dirigidas aprobadas en los últimos 15-20 años sólo muestran mejoras en objetivos secundarios como tamaño del tumor, sin mejorar supervivencia ni calidad de vida”.
Los técnicos de la OMS, y las conclusiones del propio Gebreyhesus, continúan así: “Algunos fármacos con impacto en la supervivencia muestran sólo pequeños beneficios; la media suele ser de una extensión de la vida de 3 meses, lo que los expertos clínicos consideran marginal”. Es más, el informe añade que algunos medicamentos “presentan mayores riesgos de toxicidad, lo que evidencia mayores tasas de mortalidad y un mayor riesgo de discontinuidad o abandono terapéutico”.
Por ello, se concluye lo siguiente: “Al analizar y evaluar los beneficios de nuevos fármacos para tratar el cáncer es importante llevar a cabo una evaluación completa de todas las evidencias, combinando los resultados de los ensayos clínicos con la consistencia de todas las evidencias”.
El papel de la industria
El informe dedica un apartado a la industria y resume los cuatro determinantes que, desde el punto de vista de los laboratorios farmacéuticos son cuatro: costes de I+D, costes de producción y comercialización, valor del medicamento y retornos de la I+D. La OMS habla de “costes de I+D muy variables y sin transparencia, y cita las siguientes horquillas: “Tras ajustar la probabilidad del fracaso del ensayo y los costes de oportunidad, varían entre 100-150 millones de dólares y 4-6 billones, aunque el umbral más aceptado está entre 200 millones y 2,9 billones”.
También toca las políticas de precio basado en valor, señalando que “hay muchas dudas sobre cómo se estima, debido a diferentes acercamientos, evidencias incompletas, prácticas ineficientes y distintas percepciones”. por ello, la OMS concluye que establecer precios según el valor, actualmente, “puede provocar precios inasumibles para nuevos fármacos contra el cáncer”.
Una última valoración se dirige directamente a la industria, con un nivel importante de crítica: “Los costes de I+D a veces tienen poco que ver, o no tienen relación alguna, con cómo las compañías farmacéuticas establecen los precios de los medicamentos. Los laboratorios ponen precios según sus objetivos comerciales, tratando de conseguir la mayor cantidad que el pagador decide o es capaz de pagar”.
“Las políticas de precio basado en valor generan precios inasumibles”
En el otro lado del análisis del establecimiento de precios, el del pagador, la OMS resume las opciones que hoy día se manejan, como el precio basado en coste, en valor, en precios de referencia o en diferentes tipos de negociación y acuerdos con la industria, entre los que el informe destaca los acuerdos de riesgo compartido, “que la mayoría de veces se basan en términos confidenciales entre productor y comprador”.
Finalmente, el texto cita otras vías elegidas por algunos Gobiernos y pagadores, como pedir a los médicos que reciban una aprobación del pagador antes de prescribir fármacos especializados y caros; políticas para fomentar el uso de genéricos y biosimilares, y reducción de exenciones fiscales, entre otras. Otra de las críticas del informe alude al desconocimiento en muchos países, especialmente en países en desarrollo, de la relación entre la fijación de precios y las características y resultados de la cadena de valor.
La OMS advierte de “precios altos, dispersos e incontrolados”
Las conclusiones son claras y, muchas de ellas, conocidas. La OMS advierte de que los fármacos contra el cáncer son últimamente mucho más caros que los destinados a tratar otras enfermedades. Alertan de la alta variabilidad en el establecimiento de precios según países y regiones, que en ocasiones no sólo dependen del poder adquisitivo del sistema sanitario en cuestión. Las diferencias entre países “dificulta el acceso a fármacos”, mientras que las diferencias entre regiones (comunidades autónomas en España) pueden relacionarse con “inequidades en el acceso”.
En definitiva, “la falta de políticas efectivas y consistentes para la fijación de precios puede derivar en precios dispersos, altos e incontrolados para el mismo fármaco”. La OMS advierte de que tratar de financiar los mismos fármacos que países del entorno puede causar mayores costes, y recomienda a los países que tengan en cuenta su contacto y particularidades.
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