Tras unas “intensas jornadas maratonianas” realizadas el pasado mes de diciembre, el Ministerio de Sanidad ya ha acordado unos criterios estándar para seleccionar los centros para inmunoterapias T-CAR, tal y como ha avanzado Correo Farmacéutico. Estos criterios han llegado en forma de cuestionario a las comunidades autónomas que, a su vez, tienen que enviarlo a los centros de referencia que ellas consideren. Algunas ya lo han hecho, según han respondido a CF, al contrario que otras, como Extremadura, que reconocen no tener ningún hospital en su comunidad que pueda realizarlas.
Joan Vinent, representante de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) en el grupo de expertos para la definición de criterios para la designación de centros, explica cómo es el proceso. “A partir de la puntuación (sobre 100 puntos) se va a decidir cuáles van a ser los centros seleccionados para empezar a tratar a los pacientes con CAR-T. A medida que haya la necesidad, se podrán abrir más centros, siguiendo el orden de puntuación que se obtenga”, comenta, subrayando que no se trata, por tanto, de una lista cerrada.
Al margen de los dos tratamientos comerciales ya aprobados [Kymriah (de Novartis), en pacientes pediátricos y jóvenes con leucemia linfoblástica aguda y adultos con un tipo de linfoma B, y Yescarta (de Gilead), para pacientes adultos con determinados linfomas B], ya hay centros elaborando su propio CAR-T, recurriendo incluso a donaciones para financiarla.
Es el caso, en Barcelona, del Hospital Clínico y el Hospital San Juan de Dios, con el antígeno CD19, para pacientes con linfoma o leucemia linfoblástica aguda (LLA), con fondos del Servicio Catalán de Salud y de crowdfunding del proyecto Ari (puesto en marcha por la madre de un paciente fallecido) y, en Madrid, del Hospital La Paz, con el NKG2D, con fondos de la Fundación Cris contra el Cáncer, en cáncer infantil.
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Sin embargo, Vinent explica que son asuntos independientes. “Evidentemente, se tiene en cuenta la experiencia en investigación, pero no es una garantía de que serán elegidos”, concreta. Y añade que, sin embargo, es lógico que algunos centros seleccionados coincidan con los que ya están realizando ensayos clínicos de las terapias aprobadas (entre ellos, La Paz). Así, admite que autonomías como Cataluña y Madrid tienen más posibilidades de que sus hospitales sean seleccionados que comunidades uniprovinciales.
En todo caso, Vinent transmite un mensaje claro: “La equidad no reside tanto en tener el T-CAR en la puerta de casa, sino en acceder a tratamientos de calidad”. El objetivo de esta criba tiene “fines asistenciales, con unos criterios técnicos que deben cumplir los centros que sean designados para la utilización de los medicamentos CAR-T, atendiendo tanto a la seguridad clínica como a la visión estratégica de la traslación de la investigación independiente de la práctica clínica”.
Así, el cuestionario incluye unos criterios obligatorios y otros recomendados. Entre los primeros figura, por ejemplo, la existencia de una unidad multidisciplinar en el centro, ante posibles complicaciones que puedan surgir, y, entre los segundos, que el hospital tenga experiencia en trasplantes alogénicos, “algo importante sobre todo en terapias con células modificadas genéticamente”, señala Vinent.
Antonio Pérez Martínez, jefe del Servicio de Hematooncología Infantil del Hospital La Paz, desgrana cuáles son algunos de estos criterios:
- Existencia de unidades multidisciplinares en terapias T.CAR, con profesionales que intervienen en todo el proceso, ante complicaciones que puedan surgir: es uno de los requisitos de obligado cumplimiento. Según Pérez Martínez, en su caso concreto se trataría de contar con un hematólogo infantil, intensivistas pediátricos, neurólogos infantiles, tiene que haber farmacovigilancia, farmacología clínica, tiene que estar el farmacéutico y, a ser posible, inmunólogos… Esto conlleva que tienes que tener documentación de trabajo: actas de reuniones, protocolos normalizados de trabajo… Esto es necesario, aunque el centro no haya atendido a ningún paciente. Sin embargo, La Paz en concreto ha atendido a cuatro pacientes: dos, por complicaciones de un CAR-T que se aplicó en Barcelona, y otros dos pacientes de otro CAR-T que estoy desarrollando (ver información inferior)”.
- Actividad de trasplante alogénico: demostrar que tienes un histórico en los últimos tres años, porque “se equiparan las complicaciones del CAR-T a las del trasplante”.
- Existencia de un comité clínico multidisciplinar, que englobe también a Dirección. “Es muy importante que ésta conozca, apoye y filtre todos los casos, asociado a un comité externo local”.
- Experiencia en actividad total de aféresis en los últimos tres años: “Como es un medicamento que se obtiene de cada paciente, demostrar que tienes experiencia en cogerles células a pacientes, que son delicados”.
- Experiencia en parte preclínica: “Que los centros demuestren que llevan tiempo trabajando en ésto, y no se han apuntado porque es la moda, y que tienes publicaciones, proyectos de investigación, asistencia a congresos…”.
Según indica Miguel Ángel Calleja, presidente de la SEFH, “todo lo que son terapias oncohematológicas innovadoras y de alto coste son unos buenos candidatos para empezar”.
Pérez Martínez, del Hospital La Paz (que están realizando ensayos con Kymriah y Yescarta), subraya la importancia de los T-CAR académicos: “Debemos impulsar estudios académicos para que el mercado sea competitivo y que la industria no acapare el mercado de los CAR-T”, destaca. Y añade que están en un proceso de transformación, “no sólo físico, sino en la incorporación de facultativos. Sólo nos falta tener una sala que nos la acredita la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) para iniciar el ensayo de nuestro CAR-T, del que ya se ha administrado como uso compasivo, en un campo de acción no cubierto. Estará listo este año”, indica.
Julio Delgado, del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Barcelona, explica que su ensayo empezó en 2014 como proyecto de investigación con el Instituto de Salud Carlos III. “Comenzamos con ayuda de becas que nos dio, con lo que se hizo la parte preclínica y el comienzo de la parte clínica. Pero sólo con éso no hubiera sido posible. El objetivo es ir más allá de los 10 pacientes iniciales y llegar a unos 39”, dice.
El objetivo es aplicarlo a una muestra significativa de pacientes para comprobar que los resultados que se obtienen con el T-CAR académico son equivalentes a los obtenidos con el T-CAR comercial. “El tamaño muestral de un estudio lo basas en criterios científicos, para comprobar cúan seguro es mi producto”, aclara, y añade: “No pretendemos tener una autorización universal ni montar una fábrica de producción. Eso cuesta mucho dinero, y para éso se necesita una empresa. Aparte, nosotros no queremos vender nuestro producto a un laboratorio, porque entonces encarecería el producto”, matiza.
Comparación con los CAR-T comerciales
Sobre la financiación, subraya que es algo “extraordinario” que el Servicio Catalán de Salud les haya financiado: “Entendieron la importancia de nuestro proyecto, que teníamos pacientes de toda España en lista de espera. Fueron sensibles a ésto, no sin pocas discusiones internas, porque las administraciones públicas están para financiar los productos ya autorizados, pero no los experimentales”, comenta.
Así, calcula que en otoño tendrán preparado el dossier para enviárselo a la Aemps y obtener la autorización. Una vez obtenida, el tratamiento se podrá aplicar tanto en su hospital como en el de San Juan de Dios de Barcelona (centro pediátrico asociado), para pacientes infantiles. El resto de centros que quieran emplearlo tendrán que hacer las correspondientes validaciones, con una muestra más pequeña de pacientes, puesto que ya existiría una autorización original.
En este sentido, Delgado añade que han conseguido también financiación para realizar un ensayo clínico en fase II en 11 centros (en Madrid, Barcelona. navarra, Valencia y Sevilla)..”Esa experiencia les serviría para optar a una autorización en su propio centro”, matiza.
Delgado destaca que “aunque nuestro producto es similar al de los comerciales, en realidad es diferente, porque utilizamos una secuencia de un anticuerpo monoclonal diferente, propio del Hospital Clínico, desarrollado en los años 90. Nunca se había utilizado para tratar pacientes, sólo para diagnosticar. Así que incorporamos este anticuerpo a la molécula T-CAR estándar y creamos el nuestro propio”.
Su CAR-T aún no tiene precio, ya que no está autorizado, pero Delgado comenta que el coste de producción se sitúa entre 500.000 ó 600.000 euros. “Pero es lo que le cuesta también, por ejemplo, a Novartis, pero nosotros tendríamos un margen mínimo”, afirma.
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