Para que sus efectos sean terapéuticos, las cámaras de medicina hiperbárica deben trabajar con entre dos y tres atmósferas absolutas y, en ellas, se debe de respirar un oxígeno de una concentración del cien por cien. Estos tratamientos están basados en combinar presiones y diferentes concentraciones de oxígeno en el cuerpo para tratar ciertas patologías.
Algunas de sus aplicaciones más importantes son el tratamiento de pacientes que han inhalado monóxido de carbono, que presentan heridas radioinducidas, gangrenas o que han sufrido accidentes de descompresión en la práctica del buceo. Pero también tienen una importante aplicación en oncología y, más concretamente, en el tratamiento del cáncer con radioterapia.
Sin embargo, tal y como han advertido varios expertos en el II Congreso de Medicina Hiperbárica y Subacuática, en España no existe un control institucional sobre esta práctica sanitaria. Por esta razón, se han podido observar ciertos hospitales y centros en los que las cámaras operan a niveles inferiores de los recomendados para poder solventar ciertas patologías.
Médicos informados
Durante el encuentro, avalado por la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y con la colaboración de Nippon Gases, se ha destacado la importancia de concienciar a los profesionales sanitarios sobre el buen uso de estas cámaras. Una presión menor de la indicada para una gangrena, por ejemplo, puede suponer la necesidad de amputar un miembro a un paciente. La mayoría de las veces estos problemas tienen lugar por desconocimiento o desinformación de los médicos.
“A mi modo de ver, están proliferando en exceso las cámaras monoplaza de calidad dudosa con sistemas de seguridad precarios y, sobre todo, que están en manos de personal no cualificado”, ha explicado Jordi Desola, cofundador y miembro del Comité Europeo de Medicina Hiperbática (ECHM, por sus siglas en inglés).
“En Portugal, la medicina hiperbárica está regulada por el Consejo Oficial de Colegios Médicos. Eso, hoy en día, es impensable en España. Falta el mecanismo regulador a efectos de imponer la normativa europea. Si las concentraciones de oxígeno no son terapéuticas es como dar un placebo a los pacientes”, ha destacado Emilio Salas, especialista en Medicina Hiperbárica y Subacuática.
Radiosensibilización de tumores hipóxicos
La cámara hiperbárica tiene también un papel muy importante en la mejora de los tratamientos oncológicos con radioterapia. “Cuando las células del tumor no tienen oxígeno, es decir, presentan hipoxia, la radiación del tratamiento es muy poco eficaz. Lograr que los tumores presenten una tensión de oxígeno adecuada y que, por tanto, la radiación ionizante sea efectiva en ellos, ha sido el objetivo de muchos científicos”, ha explicado Manuel Salvador, jefe de medicina hiperbárica en el Hospital General de Castellón.
De hecho, en este hospital se va a abrir una nueva cámara de medicina hiperbárica multiplaza que llega a superar las 4,3 atmósferas absolutas. Carlos Ferrer, director del Instituto Oncológico del Consorcio Hospitalario Provincial de Castellón y presidente de SEOR, ha remarcado la importancia de utilizar las cámaras en pacientes oncológicos. Cuando se somete a los pacientes con un tumor hipóxico a un tratamiento con cámara hiperbárica se pretende “radiosensibilizar” el cáncer.
“Si se regenera la hipoxia tumoral, el cáncer se hace más susceptible de recibir tratamiento. El oxígeno hiperbárico, por tanto, debe ser complementario en ciertos pacientes a la radio y a la quimioterapia. Se ha observado mayor efectividad en pacientes que padecen cánceres de cabeza y cuello con hipoxia”.
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