Durante 2017 y 2018 se habló mucho de resultados en salud. Y, tras las explicaciones, las declaraciones de intenciones y las dudas sobre cómo medirlos, 2019 arranca como el año de pasar de las palabras a los hechos. Al menos, es lo que se vio durante la IV Jornada Científica BiblioPRO, que se celebró en Madrid bajo el lema El rol de los PRO en la evaluación de proveedores de servicios sanitarios.
Más de uno se preguntará qué es eso de los PRO. Las siglas corresponden a patient reported outcomes, es decir, resultados declarados por los pacientes, y parece que van camino de convertirse en la estrella de la evaluación de resultados en un sistema que quiere reorientarse de la medición de actividad a la, a ver si esta vez sí, situación del paciente en el centro.
Y ya hay varias experiencias en España que avalan la utilidad de este modelo. Uno de los primeros en lanzarse a la piscina ha sido el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza. “Debemos trabajar en la experiencia del usuario y en su valoración de su calidad de vida”, explicó Inés Gallego, subdirectora de Innovación y Calidad de la OSI Ezkerraldea Enkarterri Cruces-Hospital Universitario Cruces, en Vizcaya.
Por ello, ya han incluido los PRO en la historia clínica partiendo de la herramienta patient journey map -mapa del recorrido del paciente-, gracias a la cual “el usuario nos puede decir en qué momentos del proceso hay áreas de mejora”. Asimismo, se han incluido encuestas de calidad de vida en las carpetas personales de salud de los pacientes para que las rellenen al alta.
Con estos PRO, directivos, profesionales, pacientes y responsables del departamento financiero de la OSI trabajan conjuntamente “en dinámicas de análisis para mejorar los procesos”. El objetivo, según Gallego, es cuadrar entre todos la ecuación del valor, fruto de dividir los resultados entre los costes.
Es posible gracias a las tecnologías de la información, que “nos permiten conocer los costes de todos los procesos, por paciente y por patología”.
El objetivo es que cada enfermedad tenga un abordaje global, con su proceso definido, sus resultados esperados y su coste estimado, “llegando a una medicina más personalizada”.
Y, ojo, Gallego dejó claro que “no se trata de un proyecto piloto, sino de un cambio de paradigma”.
Escalabilidad
Lo mismo aclaró Pablo Serrano, director de Planificación del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, inmerso en un proyecto de “normalización y estandarización de la medición de los resultados en salud. Empezamos por los resultados clínicos y, ahora, estamos trabajando con PRO”. Y, desde el arranque del proyecto, “pensamos en su escalabilidad, en la forma de llevarlo a todo el hospital”.
Para ello, el 12 de Octubre colabora con el Consorcio Internacional para la Medida de los Resultados en Salud (Ichom, por sus siglas en inglés), que “nos aporta set de estándares para recogida de datos con mínimos básicos, al modo de un CMBD de condiciones de salud”. No obstante, los set se limitan a eso: “No incluyen indicadores, ni especifican metodologías de benchmarking, ajustes de riesgos o metodologías de costes”.
El Hospital 12 de Octubre, además de colaborar con Ichom, participa en un proyecto internacional de evaluación de resultados
Por ello, el 12 de Octubre se plantea como objetivos “la validación del conjunto de datos clínicos y reportados por los pacientes; el análisis de factibilidad en la asistencia cotidiana en nuestro medio; el diseño de las comparaciones, incluyendo ajustes de riesgo; los cálculos de costes basados en actividades, y la evaluación de la calidad de los datos”.
En esta línea, el centro madrileño participa en un piloto internacional que analizará la viabilidad de evaluar los resultados en salud en cáncer de mama y pulmón, cuyo trabajo con cohorte comenzará en abril. “Hemos empezado la recogida de datos clínicos con registros estandarizados en la historia clínica y, por otro lado, la de datos de vida de los pacientes mediante la carpeta personal de salud”.
Ichom, centrado en lo que importa al paciente
“Medir es importante, aunque solo sea porque, al hacerlo, encontramos una alta variabilidad en los resultados y los pacientes tienen derecho a saberlo y a decidir qué prefieren”, afirmó Mona Khalid, vicepresidente del Consorcio Internacional para la Medida de los Resultados en Salud (Ichom, por sus siglas en inglés), una organización cuyo objetivo es “definir los resultados en salud que importan a los pacientes. Un médico piensa en el cáncer de próstata en términos de niveles de PSA; los pacientes, en términos de incontinencia, por ejemplo. Debemos hablar con los pacientes para saber qué es lo que realmente les importa”.
Colaboran con Ichom un total de 44 países, entre ellos España, y ya han elaborado 27 sets de estándares para otras tantas patologías.
El trabajo de Ichom no solo ha dado como resultado estos sets, sino que también ha permitido detectar “discrepancias entre los resultados clínicos y los declarados por los pacientes”.
Más allá del paradigmático del cáncer de próstata, Khalid citó otro proceso: las intervenciones de cataratas. “Hemos visto que un grupo de pacientes, normalmente los más mayores, no estaban satisfechos con la intervención porque, a pesar de haber ganado visión de lejos, la han perdido de cerca, lo que influye directamente en su funcionalidad”.
Por ello, el paciente debe conocer de antemano cuáles pueden ser los resultados de los procesos, y no solo las mejoras clínicas. “De ahí que sea necesaria la transparencia: cuanto mayor sea, mejores serán los resultados para todos”.
Mientras continúan desarrollando sets para procesos concretos, Ichom se plantea ahora otro reto: la comorbilidad. “Estamos trabajando en analizar las patologías que aparecen conjuntamente, en realizar evaluaciones de medidas de prevención y en abordar las enfermedades y procesos que actúan como detonantes de otras”.
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