Quince sociedades científicas se han sumado al posicionamiento de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) sobre la necesidad de adoptar medidas fiscales y políticas de precios que promuevan una alimentación saludable y no confiar la lucha contra la obesidad a la autorregulación de la industria de la alimentación.
El posicionamiento implica una fuerte crítica a la decisión del Ministerio de Sanidad de María Luisa Carcedo de haber ratificado hace tan sólo unos días el acuerdo alcanzado en su día por el Gobierno popular por el que las principales empresas y patronales de la alimentación, el vending y la distribución se comprometían con Sanidad a reducir voluntariamente entre un 5% y un 18% el contenido en sal, grasas y azúcar de más de 3.500 alimentos.
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Las sociedades científicas dicen “lamentar este paso que se ha dado, ya que con la llegada de la ministra María Luisa Carcero se generaron muchas expectativas en el ámbito de las políticas nutricionales, al anunciar la aplicación en España del Nutri-Score y la apertura de los debates sobre el impuesto a las bebidas azucaradas y la regulación de la publicidad alimentaria.
Tras años de políticas ineficaces basadas en la autorregulación –explica la SEE- y las colaboraciones público-privadas, que priorizan los intereses económicos de los sectores de la alimentación y su publicidad en detrimento de la salud de la población, parecía verse algo de luz a final del túnel”.
Sin embargo, la decisión de Carcedo de ratificar el acuerdo con la industria en lugar de adoptar las medidas fiscales y de precios que reclamaba la SEE ha supuesto un jarro de agua fría para las sociedades científicas.
Desde la SEE, concretamente, se sugería la necesidad de adoptar medidas como eximir de IVA o aplicar uno superreducido a los alimentos básicos y saludables (como el pan integral), establecer subsidios para facilitar el acceso a productos saludables para personas en posición económica desfavorable y crear impuestos sobre las bebidas azucaradas, opciones que si bien Sanidad no ha descartado se entienden tácitamente aplazadas en favor del acuerdo de autorregulación y reducción voluntaria del contenido de sal, grasas y azúcar.
Las sociedades que se han adherido al posicionamiento de la SEE son en concreto la Asociación Española de Enfermeras y Nutrición, la Asociación de Enfermería Comunitaria, la Asociación de Economía de la Salud, la Asociación de Juristas de la Salud, la Asociación Madrileña de Salud Pública, el Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular, el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Murcia, el Colegio de Dietistes-Nutricionistes de Catalunya, el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Valencia, el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Castilla y León, la Red Española de Atención Primaria, la Societat Catalana d’Alimentació i Dietètica Clínica, la Sociedad Canaria de Salud Pública , la propia Sociedad Española de Epidemiología y la Sociedad Española de Salud Pública.
¿Ha caído el consumo de refrescos en Cataluña tras el impuesto a las bebidas azucaradas?
La petición de las sociedades científicas de adoptar medidas fiscales y de precios para combatir la obesidad ha coincidido casi en el tiempo con la difusión un estudio de la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) sobre el impacto en el consumo que ha tenido el impuesto de a las bebidas azucaradas que implantó Cataluña en 2017.
El estudio, elaborado por Toni Mora UUIC), Eleonora Fichera (Universidad de Bath), Beatriz González López-Valcárcel (Universidad de las Palmas de Gran Canaria) y David Roche (UIC), ha analizado alrededor de 125 millones de registros de ventas de una gran cadena de supermercados que copa el 10 por ciento del mercado, para analizar el impacto en el consumo de bebidas con y sin azúcar, y con y sin alcohol, tras la entrada en vigor del impuesto catalán. Es el primer estudio que evalúa el impacto en todo este tipo de bebidas y con un volumen de datos tan amplio. Hace algunos meses una investigación de la Universidad Pompeu Fabra apuntaban a un descenso en el consumo de refrescos tras el impuesto del 22%.
Los resultados del nuevo estudio muestran que las familias redujeron un 2,2% la cantidad total de azúcar consumida en bebidas. La reducción fue mucho mayor en refrescos (un 13,6% menos en los de contenido medio de azúcar y un 3,5% en los de contenido alto).
La investigación detalla también que mientras desciende el consumo de refrescos aumentó el de otras bebidas azucaradas como los batidos (un 5,4% más), los tés, horchatas y bebidas vegetales (un 9,1%) y las isotónicas (un 33,3% más). Según Mora estos cambios son una respuesta a la entrada en vigor del impuesto aunque “también pueden deberse a la percepción de que este tipo de bebidas son más saludables”.
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