Las plantillas de las unidades de cardiología de los centros de menor complejidad tienden a estar más feminizadas que las de hospitales más complejos. Es una de las conclusiones del informe El cardiólogo y la cardiología del futuro, en el que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) lleva trabajando desde hace un año y cuyas primeras conclusiones se presentaron en el último congreso nacional.
DM ha hablado con Manuel Anguita, presidente de la sociedad, para desgranar alguno de los datos que contiene el informe, en el que la sociedad va a seguir profundizando. El grueso de los datos demográficos para establecer el perfil del cardiólogo en España se han extraído del último estudio de Recursos y Calidad en Cardiología (Recalcar) de 2017, en el que han participado el 76 por ciento de las unidades y servicios de cardiología del sistema público.
En este último cuestionario se preguntó específicamente a los jefes de servicio sobre sus plantillas. En la sanidad pública, la mayoría de los especialistas son varones (un 63 por ciento, frente al 37 por ciento de mujeres) y la media está sobre los 46 años de edad. Con respecto al género, ya se observan tendencias presentes en otras especialidades: la proporción de hombres y mujeres entre los MIR es prácticamente paritaria, mientras que entre las jefaturas, el porcentaje de mujeres cae a un 13 por ciento. Lo llamativo es que el sesgo no sólo se refleja en el nivel jerárquico de los profesionales, sino también en cierta medida en función de la complejidad de las unidades.
Los centros de menos complejidad tienen un 45 por ciento de cardiólogas en su plantilla, frente a un 35 por ciento de mujeres en los más avanzados
La SEC ha establecido cuatro niveles de complejidad: los centros de nivel 1, donde no hay unidades de cardiología independientes ni camas específicas; nivel 2, donde sí tienen camas propias pero no tienen áreas como la hemodinámica; el nivel 3, donde ya hay unidades subespecializadas en este área, y nivel 4, donde tienen incluso cirugía cardíaca.
Lo que se ha observado en el estudio es que, mientras que en los centros de mayor complejidad, de media hay un 35 por ciento de mujeres, el índice de feminización sube 10 puntos, hasta un 45 por ciento, en las unidades de menor complejidad.
Preferencias por género
Esta tendencia, a juicio de la SEC, de no remediarse, podría consolidar cierto sesgo de género en cuanto el acceso a la formación avanzada: “Como no tienen estas áreas disponibles en sus centros, esos profesionales se tendrán que formar mediante cursos o congresos”, apunta Anguita, que añade que la sociedad científica es partidaria -no sólo por las diferencias de género, sino como política general para mejorar la eficiencia del sistema- de que se establezcan redes de colaboración entre centros.
“Está claro que no todos los hospitales pueden hacer de todo, ni siquiera en las unidades más complejas, y que no todo el mundo puede trabajar en ese tipo de centros, pero eso no es impedimento para que los profesionales de centros más pequeños puedan rotar periódicamente por los de referencia donde haya unidades de mayor complejidad. Esta forma de trabajar en general no existe en España”, se lamenta.
En cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, Anguita puntualiza que hay que poner los datos en su contexto. “Claramente existe una brecha de género y hay que luchar contra ella, pero en este caso no se pueden descartar otros factores como la edad de la plantilla [a menor edad, más mujeres] y que la apertura de los centros de menor complejidad sea más reciente”.
Preferencias
Los datos coinciden con un estudio previo dirigido por Antonia Sambola, del Hospital Valle de Hebrón en Barcelona y coordinadora del grupo de la SEC sobre mujeres cardiólogas, que además mostraba también la tendencia de las mujeres por las áreas cardiológicas menos invasivas como cardiología clínica e imagen (ver figura).
El sondeo de Recalcar también indaga en las condiciones laborales: hay un 38 por ciento de temporalidad de media entre los cardiólogos, sin apenas diferencias entre autonomías, según Anguita. Pero sí reconoce que la situación tampoco es la misma entre tipos de centros: los más avanzados, de nivel 4, suelen tener menos temporalidad, en torno al 32 por ciento, mientras que en los centros de menos complejidad se acerca al 60 por ciento. “No deja de ser injusto y una situación un poco anómala, aunque los primeros tengan más recursos”.
El número de MIR cubriría las jubilaciones, aunque la SEC estima que haría falta un 10 por ciento más de cardiólogos para equipararse a Europa
En general, los datos recopilados por la sociedad no dan a entender que vaya a haber problema con la reposición de los cardiólogos: “El número de residentes, entre 160 y 165 año año, en principio sería suficiente para cubrir las jubilaciones si la edad de retiro se mantiene en los 65 años”.
Concretamente, hay unos 4,5 cardiólogos por cada 100.000 habitantes si nos ceñimos a la sanidad pública, y cerca de 6 cardiólogos si incluimos también a los del sector privado. Según las estimaciones de la SEC, en estos momentos haría falta incrementar un 10 por ciento el número de cardiólogos en España para alcanzar los estándares europeos.
Pero estos datos parten del modelo actual y la atención cardiovascular es cada vez más multidisciplinar. Anguita pone la insuficiencia cardíaca como ejemplo de esta colaboración entre especialidades, “pues el 70 por ciento de los pacientes que ingresan en el hospital por esta patología acaba en los servicios de Medicina Interna y en Geriatría”. A pesar de que en el futuro es previsible que la prevalencia de los problemas cardiovasculares aumente, “un modelo en el que no se compartimente tanto al enfermo por servicios, donde el cardiólogo más bien coordine, probablemente implicaría menor necesidad de especialistas”.
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