La fuerte irrupción de la genómica en el ámbito de la epidemiología molecular de la tuberculosis (TB) ha permitido que el equipo del microbiólogo molecular Darío García de Viedma, del Servicio de Microbiología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, amplíe su labor centrada, desde hace 20 años, en estrategias de epidemiología molecular que permiten conocer mejor cómo se transmite esta bacteria en la población con la epidemiología genómica. La idea no se limita sólo a realizar epidemiología genómica a todos los aislados de TB, como lo llevan a cabo grupos europeos, sino intentar una estrategia de detección y alerta que sea más asequible, desde el punto de vista técnico, y económica.
Bajo este punto de partida, el equipo del Gregorio Marañón -del que también forman parte Marta Herranz, Sandra Rodríguez, Fermín Acosta, Laura Pérez y Estefanía Abascal- analiza todas las bacterias de Mycobacterium tuberculosis, también conocida como bacilo de Koch, mediante secuenciación de genoma completo. “La finalidad de la información que se obtiene no es comparar cepas con otras y ver cómo se están transmitiendo a la población, sino más específicamente visualizar mutaciones que son propias de cada cepa; rasgos característicos de cada una. Este análisis sirve para preparar test sencillos de PCR, sistemas moleculares muy extendidos en los laboratorios, que sirvan para detectar las cepas más peligrosas para una determinada población: especialmente resistentes o transmisibles o que se hayan importado de algún país en el que hayan generado algún brote infeccioso”, ha explicado García de Viedma a DM.
Visualizar mutaciones con rasgos característicos de cada cepa sirve para preparar sencillos test de PCR aplicables a diferentes poblaciones y situaciones
El Gregorio Marañón, en la figura de este microbiólogo, coordinada un proyecto europeo financiado por la UE que parte con la filosofía de identificar en cada país los aspectos más relevantes relacionados con la TB. “En algunos casos son cepas multirresistentes y en otros, cepas que se transmiten en población vulnerable. Se trata de aplicar estas técnicas para que cada país las aplique de forma prospectiva y a un coste asequible”. Los datos que se han ido obteniendo del proyecto, diseñado para tres años y con dos de andadura, se han publicado paulatinamente en varias revistas y han recibido diferentes premios.
En España, la tecnología de control se aplicó inicialmente en Almería para estudiar población inmigrante de Marruecos y determinar qué pacientes habían adquirido la infección al llegar a España o cuáles la habían importado del país de origen, en este caso Marruecos. La estrategia, considerada como muy innovadora, recibió el premio de la Sociedad Europea de Microbiología y se ha publicado en Eurosurveillance, órgano científico de los CDC europeos. Aparecerá además en un monográfico especial sobre diagnóstico innovador para resolver alertas de salud pública. “La información obtenida con parte de estos trabajos debería convertirse en herramientas de Salud Pública”, considera García de Viedma.
Líneas abiertas
El proyecto en España dispone actualmente de varias líneas abiertas: en Almería, centrada en cepas de alta transmisibilidad en población inmigrante, sobre todo en la zona del Poniente; en Asturias, donde se prepara este tipo de estudios genómicos y PCR para el estudio de transmisión en entornos urbanos, que implican mayoritariamente a población joven; en Barcelona, ciudad en la que, en colaboración con profesionales del Hospital Clínico, se trabaja para valorar el impacto que tienen las cepas importadas a España en la población; y en Castilla y León, comunidad donde se prepara tecnología PCR que detecte potenciales brotes infecciosos de forma muy precoz.
Especialmente transmisibles, cepas de TB existen en todos los entornos. El problema es que en la tuberculosis influye la suma de factores relacionados con la bacteria y con los del entorno epidemiológico. A veces, una cepa poco agresiva se transmite mucho porque se produce en un recinto cerrado. En otros, se trata de una cepa especialmente transmisible, como la que originó el brote que se produjo hace veinte años en Gran Canaria, de la familia Beijing, y que aún es responsable del 20 por ciento de los casos de TB en las islas Canarias.
La ventaja de las nuevas técnicas de PCR es que son polivantes: permiten vigilancia prospectiva o análisis de colecciones de aislados de TB
El grupo del Marañón está aplicando, en colaboración con profesinales de la Universidad de Zaragoza, técnicas de PCR para control y vigilancia de la bacteria. “La ventaja de esta estrategia es que es muy polivante; sirve para realizar vigilancia prospectiva o para analizar una colección de aislados de los que se sabe poco y controlar si hay alguna de las cepas problemáticas para la población y que sean detectadas de forma temprana y a un bajo coste”, indica el experto, quien añade otro beneficio diagnóstico: puede aplicarse directamente a la muestra respiratoria de un paciente. No hay que esperar a los resultados del cultivo, hecho que en TB sigue siendo un problema, pues pueden tardar hasta tres semanas, y las PCR son muy sensibles.
Análisis de los ‘ejes de transmisión transnacional’
Las estrategias que se han desarrollado aúnan investigación puntera y cooperación para resolver problemas de transmisión en países con escasos recursos porque “la TB es un fenómeno que tiene un impacto global y no tiene sentido analizarlo sólo en un país. Desde el proyecto que coordina el Gregorio Marañón, se trabaja en lo que denominan ‘ejes de transmisión transnacional’. En concreto, “evaluamos el eje de migración desde Perú hacia Europa, vigilando en Perú, en Italia o España para que, con la misma herramienta de PCR, se puedan aplicar medidas en estos países y controlar la transmisión de las cepas multirresistentes que salen desde la capital de Perú.
La multirresistencia se relaciona, a veces, con la no posibilidad de tratamiento, lo que obliga a que la detección de las cepas de muy elevado riesgo sea lo más precoz posible”, indica García de Viedma. Hace años, el descenso de TB en España se frenó, lo que se interpretó como un aumento de la incidencia. El microbiólogo considera que es importante clarificar que la inmigración no aumenta las tasas de resistencia sino que “si el país receptor reproduce las condiciones de pobreza a las que normalmente se asocia la transmisión de la TB, la enfermedad repuntará y no porque la introduzcan los inmigrantes, sino porque se pueden recrear condiciones de vida que son ‘caldo de cultivo’ para la transmisión de la TB”.
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