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Coronovarius: si no se contiene, puede que se convierta en un virus respiratorio habitual

Si la infección por el nuevo coronavirus es similar al patrón que reproduce el de la gripe, ¿por qué se mantiene en cuarentena a mil personas en un hotel de Canarias? La llamada a la calma de las autoridades sanitarias y los médicos contrasta con las ciudades aisladas. Pero estos protocolos, que parecen interpretarse por la población como una señal de peligro, buscan evitar la diseminación de un virus nuevo por todo el mundo.

Frenarlo es lo deseable, aunque si no se logra, tampoco hay que dramatizar: el virus se incorporará a los que circulan e infectan de forma habitual a nuestra especie, como ocurre con los de la gripe o el virus respiratorio sincitial. Y con el tiempo, puede que se desarrolle una vacuna y un tratamiento específico para los pacientes más graves. Así lo expone Patricia Muñoz, jefa del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid.

Abunda en esa idea Rafael Cantón, especialista de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC): “Se trata de un nuevo patógeno, no totalmente desconocido porque hay distintos coronavirus, ante al que hay que adoptar medidas efectivas de salud pública e intentar que la transmisión no se extienda”, ya que parece tener una transmisibilidad “un poco superior o muy similar al de la gripe”.

Los expertos no son ingenuos; saben que es una tarea complicada –que no imposible–, pero es lo que toca en la fase actual de emergencia de salud internacional. Con todo, hay dudas sobre el éxito de la contención. Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología de la Universidad de Valladolid, opina que con las medidas actuales “es probable que no se detenga la expansión del virus, pero se puede enlentecer. Se trata de ganar tiempo”.

Para asegurar el éxito del proceso una clave es disponer del diagnóstico con rapidez. En España, se han dispuesto servicios de Microbiología de referencia que se prevén insuficientes a medida que surgen más casos sospechosos. “Probablemente, habrá que incorporar refuerzos”, comenta Muñoz, responsable de uno de esos servicios en la comunidad de Madrid (junto con La Paz, el Ramón y Cajal y el 12 de Octubre), y que, como otros profesionales, ha pasado más de una noche en vela para tener a punto los resultados de las muestras recibidas de diversos centros madrileños, públicos y privados.

Si finalmente la contención falla, el escenario que plantea Muñoz en nuestro país es que aparezca una “transmisión comunitaria”. Más que llegar a un determinado número de casos, el punto de inflexión estaría en que esos contagios “no tengan una conexión epidemiológica”, porque se han contraído sin haber estado en una zona de riesgo o en contacto con algún paciente procedente de allí. Alcanzado este punto “será más difícil contenerlo, pero no pensemos que es una situación gravísima”. La microbióloga recuerda que más del 85% de las personas que se infectan por  el SARS-CoV-2 se curan solos. De ahí que, como está ocurriendo en Italia, en la hipotética situación de que la transmisión comunitaria aumente el número de casos, las personas con síntomas leves pueden pasar la infección en sus casas. En el caso potencial de los que tienen sintomatología grave, Cantón asegura que “su tratamiento está asegurado en el sistema sanitario español”.

El nuevo coronavirus acaba de iniciar su propio viaje, enfrentándose a las defensas de personas que va infectando en su camino. Puede que en ese trayecto “vaya agotando la capacidad de replicarse eficazmente y así desaparezca, como sucedió con el SARS. O bien que se adapte y sea un virus estacional más, como ocurre con la gripe”, resume Ortiz de Lejarazu, para quien en lugar de Covid-19, la enfermedad tendría que haberse llamado “gripe por coronavirus”, una forma de hacerse más comprensible entre la población.

No obstante, otra posibilidad, mucho más pesimista y poco plausible, es que este nuevo virus aumente su letalidad. “Es improbable, en primer lugar porque como patógeno, no le interesa matar al hospedador. Además, pertenece a una familia, los coronavirus, que no han parecido seguir esa evolución desde que los identificamos en la década de 1960”.

El problema es que “los virus no entienden de fronteras”, continúa Ortiz de Lejarazu, por eso no deberíamos pensar en términos locales, país a país. Al virólogo le preocupa cómo se afrontará el nuevo coronavirus en países cuyos sistemas de salud son deficitarios, como los africanos. Por ejemplo, las medidas de contención basadas en el autoaislamiento (quedarse en casa si surgen síntomas leves) se cumplirán peor en regiones con menos cultura sanitaria.

La extensión geográfica es lo que determinará otro de los posibles escenarios que se contemplan: el de la pandemia. Para que se declare, este especialista recuerda que tiene que producirse una transmisión sostenida (en el tiempo), eficaz y continua (en toda la población), en tres o más regiones definidas por la OMS (se agrupan como África, América, Asia Sudoriental, Europa, Mediterráneo Oriental y Pacífico Occidental). “No basta con que haya casos en varios países: si la transmisión no cumple esos requisitos, no se puede hablar de pandemia”, insiste y, además, “no hay que confundir mortalidad con pandemia”.

 

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