La única opción ante una alergia alimentaria ha sido desde hace años evitar el alérgeno. Sin embargo, habida cuenta de que nunca puede eliminarse por completo el riesgo de entrar en contacto con el alimento dañino o con sus trazas, en la última década, está ganando peso la inmunoterapia oral. Esta estrategia consiste en la introducción sistemática de pequeñas cantidades del alérgeno, que aumentan paulatinamente hasta alcanzar una dosis tolerable para el paciente, que le aleje así de eventuales reacciones sistémicas.
La inmunoterapia oral se emplea con éxito en la alergia a la leche y el huevo, las alergias alimentarias más frecuentes en nuestro medio.
La alergia al cacahuete es menos habitual, pero muy grave, pues además de persistir a lo largo de toda la vida, puede dar lugar a reacciones anafilácticas que incluso llegan a comprometer la vida del paciente. Un grupo internacional de investigadores está poniendo a punto el primer fármaco para esta alergia, aún sin tratamiento. “El objetivo es que estos pacientes puedan tener una vida más segura, sin la preocupación por tener una reacción en caso de que consuman de forma inadvertida cacahuete”, comenta a DM José Manuel Zubeldia, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Gregorio Marañón, uno de los centros que participan en el desarrollo de ese fármaco.
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Ensayo en alergia al cacahuete
En concreto, la Sección de Alergia Infantil del Hospital Marañón ha colaborado en el estudio clínico más importante hasta la fecha sobre inmunoterapia oral en alergia al cacahuete. En la investigación, que ha sido seleccionada por The New England Journal of Medicine, entre los mejores artículos publicados en 2018, se incluyeron a 551 pacientes de centros de Estados Unidos y de Europa. Junto con el Marañón, los hospitales Niño Jesús y Clínico San Carlos, también en Madrid, integran la parte española de este grupo mundial de investigación.
Un total de 496 de los individuos estudiados tenían entre 4 y 17 años, con antecedentes de alergia al cacahuete. Zubeldia apunta que “el 76,6% de los pacientes tratados con el fármaco que completaron el estudio ha podido tolerar una dosis de 300 mg de proteína de cacahuete, cantidad equivalente a una semilla de la leguminosa; el 67,2% consiguen tolerar dos semillas, y un 50% hasta tres semillas. Con estas cantidades se aleja el riesgo de reacciones por consumo de trazas, e incluso en muchos de ellos, por las semillas”. Coordinados por Zubeldia, también han participado Cristina Morales, Sonsoles Infante, Alberto Álvarez-Perea, Victoria Fuentes, Lydia Zapatero y Paula Cabrera, todos del Servicio de Alergología del Gregorio Marañón.
El fármaco se ha diseñado en cápsulas y sobres que contienen las dosis de proteína de cacahuete adecuadas a cada fase del estudio. El estudio está orientado para alcanzar una aprobación de este preparado de proteínas como fármaco, con dosis homogéneas, lo que favorece la protocolización de la inmunoterapia oral.
“En el momento actual no sabemos cuándo se puede detener el tratamiento, y en tal caso, si habrá que retomarlo como un recuerdo para el sistema inmunitario, como se está haciendo en la alergia a la leche y el huevo”, comenta Zubeldia. Su grupo continúa con esta investigación para determinar esas incógnitas, así como para alcanzar pautas más cómodas (más espaciadas) de administración, y afianzar los resultados sobre la seguridad del fármaco.
Alergia alimentaria
En España, la alergia a los alimentos es la tercera causa de consulta al alergólogo infantil, por detrás de la rinoconjuntivitis y asma alérgicas . El tipo de alérgeno alimentario varía según la franja de edad: mientras que en los menores de dos años predomina la alergia a la leche, entre los tres y seis, al huevo, y en el grupo de tres a diez años, un 35% son alérgicos a los frutos secos, a los que se adscribe el cacahuete, aunque en realidad es una leguminosa. En países anglosajones, donde este alimento es más habitual, la alergia es más frecuente. La forma de consumirlo también influye, pues se sabe que el cacahuete tostado es más alergénico que el cocido, en el que se modifican las proteínas alergénicas.
El consenso médico actual es iniciar la inmunoterapia oral, si está indicada, en cuanto se tiene constancia de la alergia. De hecho, se aconseja introducir de forma precoz en la dieta de los niños los alimentos potencialmente alergénicos. “El reciente estudio LEAP demostró que entrar en contacto de forma precoz con el fruto podía ayudar a disminuir la prevalencia de la alergia al cacahuete”.
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