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“El cuerpo humano es como un mapa que se puede explorar”

Dice Gavin Francis (Fife, Escocia, 1975) que estudió Medicina para conocer todo sobre el cuerpo humano y poder ejercer un trabajo que le permitiera viajar. De esa inquietud han surgido dos libros de sus viajes por todo el mundo, hasta que hace una década decidió instalarse en Edimburgo y dedicarse a la asistencia en Atención Primaria. Ahora ha venido a España para presentar su libro Mutatio Corporis. Medicina y Transformación, editado por Siruela.

PREGUNTA. ¿Por qué decidió escribir Mutatio Corporis?
RESPUESTA. Cuando me asenté en un lugar y en una consulta y ya no viajaba tanto, encontraba un placer tan grande en escribir que quise mostrar que se puede hablar sobre el cuerpo humano de la misma forma que un escritor de viajes describe los países. Mi primer libro sobre Medicina quería mostrar que el cuerpo humano es un paisaje con su propia geografía, un mapa que se puede explorar. En ese libro faltaba la idea del cambio y la transformación, porque mucho de lo que hacemos los médicos se centra en intentar producir modificaciones en las vidas de nuestros pacientes. Escribí este libro para explorar la idea de la transformación; es una idea tan antigua que como escritor he querido inspirarme en los mitos griegos sobre la transformación y demostrar que aún son relevantes en la medicina moderna.

Gavin Francis, médico de familia y autor de 'Mutatio Corporis'.

P. ¿Qué conclusiones ha obtenido de este viaje corporal?
R. Cuando interactuamos con nuestros pacientes, si nos centramos en los cambios sobre los que queremos influir, puede ser una forma útil de acercarnos a la enfermedad y a la curación. Muchas veces me encuentro tranquilizando a los pacientes diciéndoles que el cambio es inevitable, y eso no es siempre malo. Muchos tienen patologías graves o avanzadas pero el hecho de que el cambio sea posible significa que a veces podemos ayudar. Si no existiera este cambio perpetuo estaríamos atascados.

P. Hay corrientes que aseguran que los avances científicos evitarán la muerte. ¿No va en contra de la vida en sí misma?
R. Eso creo. Necesitamos los ciclos de la vida, el nacimiento y la muerte. Este libro dibuja la idea de los mitos griegos. Uno se centra en la vida perpetua como la maldición terrible que sería vivir para siempre sin la posibilidad de rejuvenecer. Sería antinatural para los humanos dejar de envejecer. Podemos retrasar las cosas pero no evitar que ocurran.

“La idea de que bajo el influjo de la Luna uno puede transformarse es un mito europeo muy antiguo”

P. Comienza el libro hablando de licantropía.
R. Sí, la idea de que bajo el influjo de la Luna uno puede transformarse en otra criatura es un mito europeo muy antiguo que explora la idea de la transformación… Hay una teoría que lo explica con una alteración bioquímica que se produce en la porfiria. Los mitos griegos, cuando fueron escritos por Ovidio, también comienzan por los hombres lobo. Supongo que es una forma de homenaje al gran trabajo de la literatura empezar con la misma idea pero desde el punto de vista de la medicina. ¿Es posible que exista una alteración que causa un crecimiento anormal de pelo en el rostro, crisis psiquiátricas periódicas y que solo ocurran de noche?Sí, sí lo es.

P. La magia ha estado relacionada siempre con la medicina. ¿El progreso científico ha erradicado la superstición?
R. No, en absoluto. He tratado de plasmar en el libro diferentes culturas y las distintas creencias sobre el cuerpo humano. Gran parte de la medicina aún se basa en la superstición. Creo que la mitad de mi trabajo se basa en la ciencia y la otra mitad en determinar qué tipo de paciente tengo delante y qué historia necesita para mejorar. Los mejores doctores no son aquéllos con los mejores conocimientos científicos o la mejor memoria, sino aquéllos que son capaces de detectar qué tipo de médico necesita el paciente.

“El ‘jet lag’ es una resistencia al cambio del cerebro, que se mantiene en otro huso horario”

P. ¿Sus viajes le han ayudado en su práctica clínica?
R. Sí, creo que ver otros servicios de salud te ayuda a apreciar el británico. Estuve, por ejemplo, en Estados Unidos visitando a unos compañeros que trabajan en Urgencias. Tenían que realizar muchísimas pruebas, la mayoría de las cuales eran innecesarias, y rellenar todos los papeles para las aseguradoras en 20 minutos. Después me visitaron y vieron que en mis consultas de 12 minutos hablaba con el paciente, le examinaba y escribía el informe. Se quedaron impresionados. Trabajé en India, con la comunidad refugiada tibetana, por ejemplo, que tiene la creencia de que todo está relacionado con niveles de energía. Aprendí que es fundamental conocer las creencias del paciente porque no puedes explicarles las teorías modernas occidentales en medicina. Por ejemplo, cuando tienen una infección renal creen que es porque se han sentado en algo frío. Tratarles debe incorporar algo caliente para poder prescribir antibióticos.

P. ¿Están las enfermedades mentales en continua evolución?
R. El concepto sobre ellas está en constante cambio. En 1900 se achacaban a una degeneración del cerebro, en 1920-1930, debido a las teorías de Freud, a las relaciones paterno-filiales. De ahí pasamos a la adaptación y en los 70 ya se asociaron con procesos químicos. Hay un capítulo sobre psicosis y alucinaciones y otro sobre el sueño, la transformación más profunda de la actividad cerebral y que realizamos cada día.

También he querido elaborar un capítulo sobre la risa, que es la mejor medicina. ¿Por qué nos hace sentir mejor?Me interesa también el jet lag y he querido analizarlo desde un punto de vista cerebral. ¿Por qué nos hace sentir tan mal?No deja de ser una resistencia al cambio: el cerebro se empeña en mantenerse en otro huso horario.

P. ¿La tecnología está también transformando al humano?
R. Desde luego está produciendo cambios en el sueño por el uso de teléfonos móviles por la noche.

“Los mejores médicos son aquéllos capaces de detectar qué abordaje necesita el paciente”

P. Fue el médico de la base británica en la costa Antártida.
R. Sí, durante 14 meses. Pero todos los investigadores, que se centran en el estudio del agujero de ozono y del cambio climático, eran jóvenes y estaban en forma, así que no tuve mucho que hacer. Allí me convertí en escritor. Por primera vez en mi vida tuve tiempo para ponerme a escribir.

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